EL SOLDADO ESPAÑOL NO ENTRA EN LOS PRESUPUESTOS DE DEFENSA. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

Muy eufórico veo a ese ministerio de Defensa que hace llamarse español, ministerio de Defensa que nada sabe de guerra ni de España, que defiende sus intereses como partido y no como nación. De la industria de las armas también se encarga, aunque esta tenga a los soldados a pie y sin dinero porque es incapaz de terminar un vehículo de combate para que nuestros soldados tengan una mínima protección. Lo del vehículo «Dragón» debería acabar con la desvergüenza de muchos y revisar más allá de los contratos. Como siempre lo tendrán que suplir con celo y tener su pecho descubierto para parar las balas que atraviesan esos corazones humildes a los que nunca se les agradece lo suficiente su callada y inestimable labor. No hay institución más ingrata que esta que se aprovecha de la entrega y el valor para que con deshonor se los relegue a los últimos de la lista. Entre las prioridades del ministerio llamado de Defensa no están los soldados que a los 45 años se les enseña la puerta de salida con una mísera limosna para que vayan tirando.

A aquellos, incluso uniformados, que sin pudor dicen que los que se van es que no han sabido aprovechar  las oportunidades, que son muchas, que no tienen las capacidades requeridas,  les diría cosas sobre el honor y el valor, sobre las capacidades de unos soldados que forman y conforman unidades como la Compañía que es en definitiva un conjunto equilibrado de capacidades medias. Esos que alegan lo de las oportunidades quizá estén por encima de las capacidades medias y esto de la milicia no vaya con ellos.

En este ministerio llamado de Defensa, que nada quiere saber de la guerra, se confunden cúpulas, la civil y la militar,  en una confusión que les lleva a apaisanarse a los uniformados y a militarizarse a los paisanos. Ya no sabemos quién manda. El apaisanado militar obedece y sonríe sin jamás asesorar más allá de la buena postura y mejor posición de firmes. Un mimetismo peligroso que confunde a los que obedecen, a los que creían que aquí se venía a servir a la Patria cuando resultó que la patria disminuía su valor en un  mercado donde todo se vendía y compraba con los contravalores de la traición y el precio injusto.

No hay necesidad de soldados que resultan un incordio para la gestión ministerial. El ministerio de Defensa funcionaría exactamente igual, sin mover una silla, sin unidades. Son un estorbo y lo mejor es mandarles de misión, mientras más lejos mejor. Se les da un dinerito que calla bocas, quedamos muy bien internacionalmente, son baratos y muy buena gente. Para gloria del presidente.

Otra cosa son las armas. A los civiles lo que les gusta son las armas. Las de guerra. Por eso hemos emprendido una carrera armamentística falsa, para armar a una industria sin futuro alguno, pero con la que se van a enriquecer todos menos los soldados. Si viniesen mal dadas no hay mejor defensa que muros de soldados, los pechos abiertos, sin 8×8, sin munición y recurrir el parapeto del honor que las cúpulas no tienen, el de defender a la patria. Otros dan premios  mientras fabrican balas a miles de euros.

Se encierran en los ahora llamados War Room como el recién creado por una empresa de tecnología y armas que sueña con la guerra y las elecciones democráticas. Le dan a todo lo que se pueda controlar, incluso disponen de unas puertas giratorias con tecnología muy ad hoc de aquellos que ven que sus estrellas se apagan a la vez que se bajan del pódium. Algunos incluso contratan a uniformados extranjeros del país que se asienta colonialmente en territorio español para que les asesore sobre el cambalache de las armas. Los nuestros no valen así que tomen nota los futuribles.

Lo de las armas es fiebre que viene de Europa y echan la culpa a Putin o a Trump, depende. España es discípulo aventajado en eso de las armas. Hemos iniciado una carrera armamentística sin saber para qué ni para quién. Existe un conglomerado de intereses, en ocasiones bastardos, y una indefinición de intereses que suelen chocar entre sí.

En este mundo tan pacífico está de moda la guerra y cuando alguien quiere acabar con ella se le acusa y menosprecia. La única realidad es que mueren siempre los mismos. La guerra se extiende en armas, con tecnologías inimaginables, pero en las trincheras sigue el hombre.

Napoleón después de la tan inútil como sangrienta batalla de Eylau, al ver devastado su Ejército, pronuncia quizá la más doliente y cruel definición del hombre. Entre el 7 y el 8 de febrero de 1807 hubo un feroz enfrentamiento entre el Emperador y el general ruso Bennigsen. Sus consecuencias suenan en la historia militar y humana. Fue la batalla de Eylau. Resultado: la nieve se disolvía con la sangre de los muertos y heridos y el campo de batalla humeaba como si fuese la puerta del infierno. Napoleón observa el pandemónium y sin inmutarse pronunció un espumarajo que no tiene otro análisis que la violencia de pensamiento que acaba con el hombre sin poner límite a la guerra que lleva dentro.

«Une nuit de Paris réparera tout cela». «Todo esto lo remedia una noche de París». Los soldados muertos yacen sobre la nieve. Su ejército mermado. Fruto de una noche parisina surgirán nuevos reemplazos, ese es el tiempo que necesitará para tener más carne de cañón. Dudo de su sufrimiento. Napoleón solo sufriría por la derrota.

Una feroz sangría que a nada condujo. Ninguno de los cadáveres pudo contarnos si había merecido la pena. Los muertos no hablan, solo recuerdan: ¿por qué? ¿para qué?

La guerra ignora a los hombres. A los soldados los ignora la guerra y la paz. No se los conoce ni reconoce.

En nuestro ministerio de Defensa, que nada sabe de la guerra, no interesan los soldados, son un estorbo del que hay que desprenderse a los 45 años. No contéis con ellos en el 2% ni en el 5%.

Interesan las armas, la tecnología y desmilitarizar de manera urgente a Calderón de la Barca que solo decía tonterías sobre el honor, el valor y una religión de hombres honrados.

En estos tiempos hablar de hombres honrados y de religión solo puede acarrear malas consecuencias.

¡A las armas mis paisanos!

«He visto con pena soldados amenazados por hombres civiles. Si el rey se hubiese mostrado a caballo…».

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

23 octubre 2025

GUERRA. DESPUÉS PAZ. General  de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Todos asistíamos a una inesperada forma de hacer la guerra en esos escenarios de muerte y cañones con los ojos y la inteligencia puestos en los grandes avances que la guerra traería a través de la ciencia y la tecnología. Esperábamos algo nuevo,  más de humanidad en el enfrentamiento si ello es posible en una confrontación armada. La  realidad es que llevamos casi tres años consternados por la muerte de miles de combatientes, militares y civiles, con el temor de la aparición en cualquier momento de lo antiguo, ya conocido, Hiroshima o Nagasaki. Nada ha cambiado. Ni en lo militar ni en lo brutal del acto de la guerra; ni en lo político. La evolución del ser humano no va por los derroteros de la bondad y la convivencia en paz. Deberíamos exigir responsabilidades y apostar por la caducidad de tantos organismos inútiles y de sus sanguijuelas directoras que se aprovechan del caos. Antes de que las bombas provoquen las muertes quienes las han puesto en el disparadero de salida son ellos, hablan y no paran, los pacíficos políticos se muestran tan distanciados que con su intransigencia cargan los proyectiles.

En Rusia vivimos una guerra de trincheras tan clásica en los hechos tácticos como vergonzosa en la dirección, exactamente igual de inútil y desesperante que la I Guerra Mundial en la que todos, invasores e invadidos, saben que por la vía actual no tiene solución.

En Oriente Próximo el conflicto no es la Guerra de Gaza sino algo mucho más profundo y extenso: poner orden en una zona vital del mundo donde Israel ha sido sistemáticamente víctima del fanatismo. Una nación moderna, pacífica y trabajadora que desde su independencia como tal ha tenido que vivir con el fusil en la mano para defender su libertad. Despejar el horizonte en esa zona del mundo, donde está el futuro, donde los países árabes pueden dar el paso definitivo hacia la modernidad y la convivencia entre todos, es algo más serio  de lo que parece. Estábamos cerca de ello con numerosos acuerdos en los que se vislumbraba tanta confianza que hasta Israel cayó en la trampa. Un mínimo descuido y asistimos atónitos a la más feroz acción del terrorismo de Hamás al que algunos dan categoría de Estado. Muchos no lo olvidamos; desde luego Israel tiene el deber de no hacerlo. No es venganza, sino supervivencia, proteger a tu nación, a tu gente. También hay que tomar nota de la guarida donde se refugian las hienas disfrazadas de demócratas.

Israel, en trance de recuperarse de tan terrible suceso, recapituló sobre su futuro y el modo de hacerse respetar para volver definitivamente a ser libre. Irremediablemente no había otra solución: la guerra. No fue tan fácil tomar una atrevida decisión. Hubo que recomponer muchos aspectos, materiales y espirituales, la mayoría desconocidos para nosotros, en beneficio de todos, de ellos, de occidente y del mundo árabe.

No solo era cuestión de preparar las tropas. Había un pulso mundial, muchas veces sin apoyo internacional, con amenazas, acusaciones, pero detrás de todo una gran revelación: ahora o nunca. Vivimos la trascendencia de una decisión definitiva. Israel o vence o desaparece. Ese es el resumen de la situación. La victoria final no será permanecer bajo un escudo de hierro, sino la tranquilidad de que no es necesario. Algo que requerirá de varias generaciones.

Ante ello la gran potencia que ha desarrollado la mejor y más avanzada tecnología hasta hoy conocida no podía limitarse a lo que en las guerras deciden y van en cabeza: la infantería, los hoplitas. Un fallo mezcla de error humano y tecnológico se tradujo en el terrible ataque terrorista. Hubo que revisarlo todo. Las bases estaban, la ciencia y la tecnología a punto, hubo un fallo humano inadmisible, había que estudiarlo, corregirlo y, despacio, sin prisas, sin marcha atrás que la victoria fuese irreversible. El objetivo estratégico parecía imposible, pero Israel caminará hacia su consecución paso a paso: no volver a ser atacado y vivir en paz y armonía. Si alguno de los vecinos quiere intentarlo tendrá que pensárselo  dos veces.

No es fácil vivir rodeado de terroristas, de tropas de la ONU y de la incertidumbre interna. Por primera vez en esta guerra Israel pone en marcha su maquinaria de ciencia y tecnología y da un golpe mortal a la organización terrorista Hezbolá (alguno la trata como ejército) desmantelando toda su red de mando y control pieza imprescindible para sus objetivos. A continuación una operación clásica de ocupación del terreno con tropas que conocen la capacidad de los objetivos a alcanzar derrotarán por ahora y en un plazo considerable a Hezbolá.

Irán ha sentido en sus carnes la derrota, la humillación, y ha lanzado un desesperado ataque de misiles sobre Israel junto a un ataque terrorista que ha provocado más muertos que los misiles, algo que no hay que perder de vista. La guerra continúa y no tendrá fin hasta que Israel haya conseguido su objetivo: la libertad para vivir y desarrollarse como nación.

El futuro de Hamás y Hezbolá no es otro que su desaparición. Podrán renacer con otros nombres, pero deberá pasar tiempo si es que lo hacen. Irán apretará y aumentará su presión en la zona, pero sabe que su enemigo no es Israel en solitario, sino que muchos de los países ricos y desarrollados de la zona vigilan sus pasos y son incluso más fuertes que Irán. La posesión del arma nuclear ronda en los planes de todos.

La victoria militar se decanta de manera clara hacia Israel. La guerra cibernética junto al  poder moral y material de su Ejército lograrán la victoria. Irán debe recomponerse internamente y en esta geografía inquieta e impredecible, en estos momentos la  zona más caliente del planeta, tomar posiciones menos violentas ya que ha  perdido sus tentáculos, la hidra ha perdido brazos y deberá preocuparse de  su órganos  internos y, eso sí, seguirá su  programa nuclear que es lo único que piensa le puede dar autoridad en la zona. Nos queda la gran amenaza del terrorismo que puede aparecer aquí y allá.

Dormirá por unos años el problema de Oriente Próximo. Israel no bajará la guardia y la única esperanza está en que gane quien gane las elecciones estadounidenses, tome el mando de una vez por todas, dirija su nación con autoridad y no se deje llevar por instituciones de la administración que parece ser no velan por otras cosa que no sea la industria de la guerra.

Nuevos tiempos y un cambio de rumbo parecen adivinarse cuando la noche está más negra. Quizá es el anuncio del amanecer.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

03 octubre 2024

LA EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO SOBRE LA GUERRA General Rafael Dávila Álvarez (R.)

Nos olvidamos de la guerra, cuando la guerra nos visita de nuevo. Mientras más extendemos los derechos humanos, el respeto a la vida, la igualdad, la fraternidad, más conflictos surgen, todos bajo el gran riesgo de la explosión definitiva.

La guerra, sus profesionales, filósofos, entendidos y charlatanes, coinciden: ciencia y tecnología mandan en la guerra. El futuro está en la capacidad del hombre para evolucionar en esos campos.

En la última -Ucrania- ha desaparecido la maniobra bajo el cielo de la tecnología. Otro cielo más arriba, más tecnológico, ya en marcha, acabará con aquel y de nuevo surgirá la maniobra: fuego, movimiento y choque. Como fue toda la vida.

Sin cambios temporales. La falta de mando y control de la Primera Guerra Mundial trajo la Segunda, fruto de la revancha y locura del hombre. Siempre un hombre al que siguen muchos enfervorizados y henchidos de promesas.

En cualquier caso desde Troya las guerras las decide el factor humano. Sin hombres no hay guerras. Los expertos en las guerras del futuro miran a las fábricas, los laboratorios, a los científicos y se olvidan de los vientres de las mujeres y la posterior educación de los que nacen. Cualquier guerra depende de la demografía y de la evolución del pensamiento, la educación. Ello nos lleva a analizar estos factores con rigurosidad. Ambos son escasos y la población se mueve sin fronteras por culturas que en nada se asemejan. Las virtudes que nosotros conocemos se modifican o cambian por otras. Las fronteras se resisten a lo inevitable: hambre y sed de justicia.

En las guerras empiezan a preguntarse por qué y para quién luchan. Se abre un abismo entre el ayer y el futuro. Hay quien ya no identifica y por tanto no se identifica con ningún lugar. Hasta el concepto de lazos familiares está derivando en uno u otro sentido, distintos.

En la tipología del guerrero tenemos el modelo de Aquiles, Ulises o Ayax. Surgen nuevos modelos con virtudes, si es que así se pueden llamar, distintas. Hoy hasta las piedras se convierten en virtud. Todo depende de su valor. Material.

Hubo una evolución de la guerra llamada la nación en armas. El futuro puede estar en otra cosa que no reconoce ni a la nación ni a las armas.

En un futuro podría ser que nos encontremos sin ejércitos, sin que nadie quiera coger un arma y entablar una guerra. Se quedarán las fábricas y los científicos solos, porque ellos las crean, pero no las manejan por miedo.

Todo esto está en vías de suceder, más rápido de lo que nos creemos, ya que dos o tres generaciones no son nada en la evolución.

En cualquier caso parece probable que el cambio se produzca después de la explosión. Se borrará de la faz de la Tierra todo vestigio: «Con el escudo o sobre el escudo» y ya no habrá nadie para tomar escudo y lanza. ¿En qué sustentar el combate, en qué fundamentar la entrega hasta la muerte? ¿En qué se fundamenta el espíritu militar?

El interrogante se abre de par en par, como un planteamiento imposible, ofensivo para una sociedad, estado o nación, pero cuando no existe esa base, casi religiosa, de dar la vida por ese conjunto social, cuando el sistema social se aleja no dispuesto a otra cosa que el obligado cumplimiento de la ley, cuando la obligación de las armas sea una imposición y no un compromiso espiritual, cuando hasta la religión política de Napoleón se venga abajo porque no hay creencia alguna, ni en lo divino ni en lo humano. Podría darse el caso de que los ejércitos no tengan una sociedad a la que servir, una nación que reconocer, una bandera a la que seguir. Podría.

Canto II, comienza la Ilíada y cuando todo está preparado para la lucha surge el primer aviso de lo que ahora está por llegar: Tarsites : «A casa por lo menos regresemos…», se encara con Agamenón y Ulises le golpea, la ley del cetro.

O Jenofonte: «Entonces Sotéridas de Sición replicó lo siguiente: No estamos en igualdad de condiciones, Jenofonte. Tú vas a caballo y yo estoy completamente destrozado a fuerza de llevar el escudo”.

«Cuando Jenofonte oyó sus palabras, se bajó del caballo, lo arrastró fuera de la fila y, arrancándole el escudo, prosiguió las marcha con él en las manos lo más deprisa que pudo, todavía llevaba encima la coraza de jinete, con lo que soportaba un enorme peso» (Anábasis III 4.46-49).

Desde entonces, tan despacio,  algo está cambiando y la prueba es  que llevamos camino de forzar tanto la guerra que acabará  con ella misma.

Es un peso que empieza a no ser soportable al convertir un arte en la propia destrucción de unos para el negocio de otros.

Esa es la guerra de hoy, ¿mañana? Se impone la nanociencia y la nanotecnología, también en esto de la guerra. Nada sabemos, pero está en camino.

Habrá que pensar en ello.

General Rafael Dávila Álvarez (R.)

Blog: generaldavila.com

13 septiembre 2024

 

 

 

ARMAS DE GUERRA. ¿RUSIA O UCRANIA? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

 

«Antes de entrar en guerra examinad previamente la magnitud de los elementos imprevisibles, ya que aquella, al prolongarse, suele confiar al azar la mayoría de las circunstancias, azar del que nos encontramos a la misma distancia y sobre el que se cierne la incertidumbre respecto a cuál de los dos se verá favorecido» (Tucídides. Historia de la guerra del Peloponeso).

La guerra: esa desconocida. Sería un excelente resumen de este fenómeno –humano—cuya finalidad no cambia con el paso de los tiempos: destruir, dominar.

El afán siempre fue hacerlo a escondidas, de lejos, sin que hubiese que ver la cara al enemigo. Desde el arco al dron el sistema es el mismo: matar de lejos. Dios Apolo, el que mata de lejos. Aprendido en la caza, arte primario de la guerra, donde hay que practicar la astucia estudiando al animal a matar, la inteligencia para superar la de la naturaleza. De ahí que la guerra sea contra natura y en su progresión acabará destruyendo el mundo terrestre.

Ya empiezan a instalarse las primeras bases en otros planetas y existen naves preparadas para la huida. No es ciencia ficción. Los seleccionados bien lo saben y se van relevando conforme pasa el tiempo.

El escenario bélico está formado por hombres, armamento y material, el terreno (urbano o no, marítimo y aeroespacial) y el ambiente en sus aspectos humano y físico.

El armamento y el material condicionan la intervención del hombre en la guerra, es decir son los culpables de que se utilice de una u otra forma el movimiento y el choque, el fuego y el trabajo.

Aun con la amenaza nuclear presente, la invasión de Ucrania se reviste de todas las características de la guerra  clásica donde están en práctica al completo los principios de la guerra:

–Voluntad de vencer

–Libertad de acción

–Capacidad de ejecución

A pesar de ello en los dos largos años que llevamos de guerra sobrevuelan dos principios complementarios que en cualquier momento harán cambiar el curso de la contienda: la seguridad y la sorpresa.

La primera es precaverse contra la acción del enemigo para evitar que nos sorprenda y ha sido a través de la Inteligencia estadounidense como hasta ahora lo ha logrado Ucrania. La sorpresa consiste en obligar a combatir al enemigo en el lugar o en el momento por él inesperado o emplear medios o procedimientos por él desconocidos.

Este será el final de la guerra: Sorpresa como elemento principal de esta guerra.

Se utilizará un medio hasta ahora desconocido que situará al otro en condiciones de inferioridad y quebrantará su moral.  Como el fuego griego.

¿Qué? ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Dónde? Todo depende de las inversiones. No es sorpresa saber que la guerra es un negocio rentable. Para el negocio la sorpresa muchas veces no llega en forma de arma, sino de cese o nombramiento.

Secreto. Pero estamos cerca. Tanto como la distancia que nos separa de Troya donde se introdujo una sorpresiva arma que acabó con los troyanos.

Troya es el incendio eterno. La metáfora.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

septiembre 2024

PÁNICO MUNDIAL. ¿LA BOLSA O LA VIDA? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Siento romper la relativa tranquilidad veraniega y hacer un alto en la parada técnica en la que el blog descansaba, pero el mundo puede encontrarse en vísperas de algo desconocido y mejor es que nos pille a todos confesados como suele decirse.

Podía empezar con la noticia de la caída de las bolsas y cómo el índice del miedo se arrastra de manera alarmante. ¿Recesión? Es la economía compleja que pocos entendemos más allá del fin de mes, pero que sabemos de lo que hablamos porque son índices que mezclados con otros datos a la vista nos avisan de los preludios de guerra.

Nunca, hoy menos, se puede merodear por los Cuarteles Generales de la guerra con las estrellas de general al mando sin estar atento al discurrir de los datos económicos y sobre todo a ese índice bursátil fiel reflejo del miedo ante los acontecimientos.

Si quieren ustedes saber de la guerra no pregunten a un general, sino a un alto mandatario de Nvidia, Alphabet, Microsoft, Apple Meta, Amazon o Tesla. Ellos saben y deciden si Biden, Trump o será Irán la que ataque. Así nos va porque a ello se une que todos nos creemos saber más que ellos y que los generales; en cada uno de nosotros hay una  postura de desdén y aceptación, de soberbia e incompetencia. Nunca ha habido tantos “listos” al mando.

Lean los signos de los tiempos. Aprovechen las vacaciones para observar el panorama que les rodea, comparen y sobre todo piensen.

Por ahora hago un alto para avisar de este preludio bursátil que tendrá consecuencias si antes no hay una portada más agresiva en todos los medios: La guerra. Ya la hay, pero no nos hemos enterado. Necesitamos el titular ¡ESTALLA LA GUERRA!

El movimiento de los portaviones estadounidenses es un inevitable signo:

-USS Geral Ford (CVN-78)

-USS Abraham Lincoln (CVN-72)

-USS Theodorre Roosevelt (CVN-71)

-USS Dwigth D. Eisenhower-69)

Es la mayor concentración de portaviones estadounidenses en una región en la historia. A ello se unen varios destructores y cruceros con capacidad de defensa contra misiles balísticos y un escuadrón de caza. junto al buque de asalto anfibio que transporta a la 24ª  Unidad Expedicionaria de Marines.

El esperado ataque de Irán a Israel complica la situación hasta límites que nos dejan en una incertidumbre muy peligrosa. Irán tiene las de perder, pero antes morirá matando porque se ve derrotada antes de la batalla. Irán no quisiera entrar en un conflicto del que nada obtendría, pero parece obligada a ello y abocada al enfrentamiento cara a cara. Sabe que están provocando su intervención para dejarla fuera de competición y que Hamás ya es insuficiente, Hizbulá tampoco es definitivo, los hutíes de  Yemen no son nadie y los países  árabes de su entorno no cierran filas junto a su postura. Ya solo le queda ir perdiendo terreno día a día. Esperar hasta noviembre y ver por donde respira el Pentágono si es que hay cambio es su mejor alternativa mientras prosigue con su programa nuclear.

Irán es un lobo acorralado que puede saltar sobre su víctima en cualquier momento, aunque muera en el intento no hincará la rodilla por un golpe en el mentón. Puede que lo reciba.

El panorama junto a Ucrania, que es más de lo mismo, no es tranquilizador, Venezuela queda unida a  la situación y Europa se pierde una vez más en un ritual alejado de sus orígenes y dando entrada al virus de su autodestrucción. París junto a Londres son todo un símbolo de la misma moneda que quiere mostrar la cara cuando  ha olvidado la cruz que la sustenta.

Más de 12.000 cabezas nucleares dan sombra al mundo y de ellas más de 2000 están en alerta operativa para ser utilizadas en cualquier momento. Preparadas en misiles balísticos, en submarinos y aviones; también las nucleares tácticas proliferan y hay candidatos a poner fin a la disuasión dando el primer golpe porque saben que no tendrá en principio respuesta.

Aunque sean Rusia y Estados Unidos los que poseen el 90% de todas las armas nucleares, los que las esconden son los más peligrosos y los más dados a que por esas cosas del azar, que es quien mueve la guerra, hagan uso de ellas. Hay ojivas desplegadas y apuntando, listas, para que cualquiera encienda una cerilla y prenda la mecha. Corea del Norte está entre los candidatos con sus cerca de 50 ojivas preparadas. Irán ha roto todos los acuerdos y para nosotros es un misterio el avance logrado en su afán de poseer el arma nuclear. Hasta ahora, que se posean datos ciertos, son potencias nucleares: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, India, Pakistán, Corea del Norte, e Israel.

Es inaudito que cuando se supone que el mundo progresa en convivencia y solidaridad, en derechos humanos, en paz y armonía, resulta que el lenguaje nuclear salta a ser el idioma más hablado. Amenazante.

Pánico mundial entre los que manejan el dinero. Peligro.  No vaya a ser que manejen también las ojivas nucleares, porque antes, no hace muchos años, se podía vaticinar algo sobre las guerras, hasta que llegó un día que alguien, entre los vencedores, que ya tenía la guerra ganada, dio la orden: “6 de agosto de 1945 a las 8:15 horas, un bombardero B-29 llamado Enola Gay lanzó sobre la ciudad de Hiroshima la primera bomba atómica, bautizada como Little Boy. Tres días más tarde, el 9 de agosto a las 11:02 horas, el bombardero Bockscar dejó caer la segunda bomba, llamada Fat Man, sobre la ciudad de Nagasaki”.

¡Qué mala memoria tenemos! ¿O realmente somos malos?

Aquí lo único que importa es la bolsa. No la vida.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

6 agosto 2024

 

 

 

LA GUERRA A LOS DOS AÑOS. UCRANIA (I) General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Poner fechas a los comienzos y finales de la guerra no deja de ser una boutade. Queda muy bien el titular: Dos años de guerra en Ucrania. Es no decir nada. ¿Cuándo termina?

Nos invadirán los think tank y los politicólogos dictarán sentencia. Los militares repetiremos unos cuantos lugares comunes sobre la guerra sin mayor información de campo que la pura especulación y todos tan contentos, pero la guerra seguirá, impertérrita, mortal, definitiva y humana.

Asistimos a un periodo de la evolución muy característico porque supone un cambio religioso, económico, social, y sobre todo científico -cosmológico- de los que con lentitud pero sin pausa se producen a lo largo de la historia de la humanidad y suponen un antes y un después. Una gran evolución, más que revolución, de consecuencias impredecibles.

Son periodos lentos, pero imparables y llegan con o sin trágicas consecuencias. Ahora llámenlo pospetróleo, cambio tecnológico, llegada de extraterrestres o globalización, pero algo está ocurriendo y está llamando a las puertas; inevitablemente. La guerra forma parte de ello. Esa guerra que a pesar de lo que Clausewitz dijo, y todos repiten, no es la continuación de la política por otros medios, sino que me atrevo a recoger en mi libro El nuevo arte de la guerra que todo lo que lleva, supone, empieza y finaliza en la guerra es un acto más de la economía, consustancial con el hombre: produce, consume, se reproduce y muere. La economía lleva el nombre de guerra desde que en la Ilíada se escenificó una aparente lucha por el idilio de Helena y Paris cuando la causa era la menis, la cólera, el resentimiento, que hizo recurrir a las armas. ¿Por qué la misma causa de entonces: cólera?

El hombre antes de pensar, realiza un acto de posesión: alimentarse y reproducirse: eso es la guerra. Las causas fundamentales de la guerra siempre fueron biológicas o económicas. Todo poder, el dominio sobre otros hombres, lleva cólera, resentimiento, injusticia.

No fue política, sino esa economía impulsiva que estimula el deseo de extenderse, alimentarse, reproducirse, que inunda con su raza otros campos y paisajes. Para lograrlo y defenderlo necesitaron el trigo que alimenta y el estaño que endurece. Ahora es lo mismo.

No hay cambios: siempre hay quien domina, muestra su poder y nos predispone a la guerra. Un mundo dividido en «dos pulsiones fundamentales: las eróticas, que tienden a conservar y a unir, y las agresivas, que tienden a destruir y a matar».

Eso fue lo que encendió la cólera y el resentimiento de Aquiles porque en el juego de las pulsiones además siempre hay quien todo lo da contra el que todo lo quiere. En eso se resume la vida y la muerte, la guerra: cólera entre los que todo lo quieren y para ello hacen uso de los que todo lo dan. Porque no todos tienen la capacidad de ser guías y lideres de la alimentación y reproducción. Deben de seguir a otros y aceptarlos como jefes.

Recordar a Hobbes no vendría mal: «Cuando el mundo se encuentra sobrecargado de habitantes el único remedio es la guerra, que provee a cada hombre, ya sea con la victoria o con la muerte». Las dos vienen a ser equivalentes. Heráclito de Éfeso se nos había adelantado: «la guerra es el padre y el señor de todas las cosas. Y a unos hace libres y a los otros siervos”.

La ONU está rota. El mundo por tanto. Europa es fuerte políticamente, pero ha descuidado su Defensa y se forma a base de un conglomerado de naciones con intereses muy diferentes, incluso enfrentados. La libertad no nos une, lo anglosajón tampoco. El Mediterráneo se ha llenado de piratas que lo atraviesan con sus productos.

Es ahora cuando más que nunca podemos entender que «la paz no es la ausencia de guerra, es una virtud, un estado de la mente, una disposición a la benevolencia, la confianza y la justicia». Virtud imposible mientras las desigualdades relacionan los intereses y se usan las armas para imponerse. Desigualdades que endurecen el corazón de los hombres.

Norman Mailer en su novela Los desnudos y los muertos pone en boca de un general americano en plena guerra en el Pacífico:«Nosotros tenemos el nivel más alto del mundo y, por consiguiente, los peores soldados». Dura sentencia que entonces y ahora se repite. Eisenhower antes del desembarco de Normandía ordena instruir a sus soldados porque dice que son muy buenos deportistas, pero no combatientes. Es muy difícil para occidente asumir el rol de soldado. Vamos más camino de convertir los ejércitos en unas ONG,s. disciplinadas y obedientes a las que espanta la lucha armada. Pero otros se benefician de esa cultura y rompen la armonía de las relaciones. No es posible confiarse y ser la bella Europa que desaparece entre sus quimeras por irresponsables políticas que han acabado con la cultura.

Este ha sido el comienzo de la guerra que ya va para los dos años. El hundimiento mientras suena un eterno vals.

<<No se conoce una nación poderosa en los campos de la ciencia, el pensamiento, la economía y la cultura sin el poder de  las armas>> (El Nuevo arte de la Guerra).

Vayamos en próximos artículos con el análisis de lo que la guerra hasta hoy ha dado.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

14 febrero 2024

PRESENTACIÓN EL NUEVO ARTE DE LA GUERRA EN ZAMORA.

 

Este próximo jueves día 2 tendré el honor de presentar mi libro El nuevo arte de la guerra en Zamora invitado por Club La Opinión (El Correo de Zamora). El acto será presentado y moderado por Carmen Ferreras, Embajadora de las Fuerzas Armadas, y contará con las intervenciones de Gabriel Albiac que forma parte esencial del libro no solo por su prólogo, sino por las largas enseñanzas que de él recibí y sigo aprendiendo. Así mismo la amabilidad del Coronel José Andrés Cuellar que fue Delegado de Defensa de Zamora  hace que podamos contar con su presencia.

Están todos ustedes invitados y deseamos acompañarles en esa tarde que se presenta fría en temperatura ambiente, pero auguro que será caliente en esta palpitante actualidad que todo lo llena: la guerra. En lo que a nosotros afecta pondremos paz y sosiego para mejor entender algo tan viejo como la guerra, pero que sigue persiguiéndonos  como una pesadilla. ¿Por qué? Se lo explicamos este jueves.

General (R:) Rafael Dávila

Blog: generaldavila.com

GUERRA EN UCRANIA 11. ARMAMENTO PARA UCRANIA: SEAMOS SERIOS. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

En Ucrania hay una guerra muy seria en la que Europa (el mundo) está jugándose su futuro. Es una guerra donde se combinan las más avanzadas tecnologías para matar de lejos más y mejor, donde se miden ideologías y orden mundial, y donde se enfrentan voluntades de signo tan distinto como la libertad y la opresión. Nos jugamos mucho. Todo.

Es también una guerra de armamento, de todo tipo de armas, algunas hasta ahora desconocidas y que convierten el territorio bélico en un laboratorio para la industria armamentística y para los ejércitos. Tan importantes son los generales como esa industria.

Ucrania no es una chatarrería que es con lo que parece que alguno la está confundiendo. Si has de dar algo debes seguir la máxima de no dar a los demás lo que para ti no quieres; a no ser que sea al enemigo al que le surtas de tirachinas.

Es una incalificable postura hacerse ver como apoyo al sufrido ejército ucraniano, a su pueblo, en guerra y abrir la chatarrería en un acto de grave irresponsabilidad.

Los que algo sabemos de estas cosas no dábamos crédito al ver en imágenes televisivas a los camiones transportando los arrumbados M113 (TOA,s.) españoles camino de Ucrania para combatir en la guerra. No. No es el material adecuado —como no lo es el BMR para nosotros y que seguimos utilizando…— ni lo son las ametralladoras (AMELI) que hemos enviado ni los supuestos Leopard que están ahora bajo cuidado intensivos.

Todo ello es fruto de algo denunciado por los mismos que ahora alzan los brazos en demanda de seriedad para las Fuerzas Armadas y que jamás se preocuparon de equipar al ejército español adecuadamente. Por ejemplo el Señor Borrell que ahora clama contra Europa: «Confiamos nuestra seguridad a los Estados Unidos y nuestra comodidad y bienestar a Rusia y China, y ese mundo ya no existe». Pues claro y no había que ser ministro ni PESC para darse cuenta. Solo haber hecho caso a los que saben del asunto.

En la guerra la única voluntad que tiene valor es la de vencer para lo que hay que demostrar disposición y firme postura sin engaños para la galería.

La política ensucia aún más la guerra. «Sí se puede». Han tenido el descaro de proclamar y actuar contra toda norma de convivencia y apoyo al necesitado.

Cuando no se puede, nobleza y dignidad obligan a decir «no se puede; hasta aquí puedo llegar, porque no voy a buscar en los cubos de la basura para darte alimentos caducados».

Arreglar el desaguisado de la escasez, antigüedad y poca eficacia de nuestros materiales de guerra no es tarea fácil y por mucho que se haya subido el presupuesto de Defensa no cubre los mínimos necesarios para dar y tomar.

La política enreda la guerra, la hace «sostenible», la prolonga, y las batallas suelen perderlas, en esta moderna forma de guerrear, los políticos y las económicas posturas que están vaciando los depósitos de materiales inservibles y convirtiendo los campos antes de trigo en una gran chatarrería que hará las delicias de los que se dedican a la rapiña del material de guerra.

Lo malo es que hay negocios más macabros, tanto o más que el de chatarrero, que se alimentan a diario: buitres. La Ilíada es terrible antecedente:

«…mientras que, numerosos, los corceles

de cerviz estirada arrastraban

los carros con estruendo crepitantes

vacíos, por los puentes de la guerra,

a la vez que echando iban de menos

a sus aurigas limpios de reproche;

ellos, empero, en tierra yacían,

mucho más agradables a los buitres

que a sus propias mujeres»

(Ilíada. Canto XI. 160)

Aquellos campos antes de trigo y maíz ahora sangran heridos por las chatarra bélica.

No es necesario explicar por qué esas imágenes que hoy protagonizaban las portadas (los TOA,s. españoles camino de Ucrania) no eran las más edificantes para una nación que quiere ayudar a un pueblo en guerra. Cualquier información en la red les explicará que ese material ya no circula por donde la guerra se extiende, no resiste la prueba de pasar por los túneles de Cantabria. La RENFE se ha equivocado; como nuestro Gobierno con el «Sí se puede» y el engaño de una «guerra sostenible». No caben en un conflicto como este. ¿Las quejas al maestro armero?

Si no se puede al menos se tiene la dignidad de decirlo y avergonzarse. Los que antes desvistieron a nuestro Ejército y los que lo ahora lo desvisten. Todos culpables. Por ese gálibo no pasa tanta desmesura.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

7 febrero 2023

GUERRA EN UCRANIA 1.- LOS NUEVOS MOVIMIENTOS TÁCTICOS General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

LA GUERRA

-Dadas las circunstancias bélicas a las puertas de la Unión Europa, cada vez más afectada, sin verse el horizonte de pacificación.

-Ante el que podría ser un inminente cambio en el escenario bélico en Ucrania donde se vislumbran próximas acciones tácticas y novedosas operaciones.

-Al no existir en nuestra querida España una información fluida, técnica y creíble sobre el acontecer de la guerra:

Vamos a iniciar un seguimiento analítico de los hechos partiendo de la actual situación y añadiendo cada día el punto de vista de lo que a nuestro juicio puede marcar el devenir de esta guerra que en principio se muestra larga, confusa y en la que cualquier situación más o menos grave está entre las hipótesis a contemplar.

Cada artículo llevará el título de «Guerra en Ucrania» y serán numerados según vayamos publicándolos. Cualquier información que nos pueda ayudar a interpretar lo que está ocurriendo en el campo político, táctico, logístico o cibernético estaremos encantados de recibirla en generaldavila1@gmail.com.

Empezamos la serie.

GUERRA EN UCRANIA 1.- LOS NUEVOS MOVIMIENTOS TÁCTICOS

«Si la guerra fuese exclusivamente una ciencia el hombre dejaría de hacerla. Ni siquiera merecería la pena escribir sobre ella. Es más que ciencia, algo íntimo, intrínseco a su naturaleza: un arte. Por ello la narra en hexámetros un supuesto poeta: Homero. Desde entonces, a pesar de que la voluntad de destrucción del ser humano no tiene límite, sigue siendo el arte la única capacidad o habilidad de la que dispone para acabar con ella con una cierta dignidad» (Jenofonte V).

De la estrategia mejor no hablar. Nada ha cambiado. Rusia quiere Ucrania a toda costa y ha llegado a una situación política que en sus pretensiones estratégicas no cederá un palmo, sino todo lo contrario: querrá más y con más violencia. Solo un cambio interno, posible en la lucha por el poder del Kremlin, podría originar otra estrategia, pero sin olvidar que esa hipótesis puede traducirse en algo peor que Putin: Putin a la enésima potencia. La nuclear razón de los nucleares dirigentes del ruscismo más ortodoxo.

Acción Ejército Ruso: Escudo al sur, espada al este. Mantenerse fuerte en orilla oriental del Dniéper de Jersón a Zaporiyia. Embolsar al Ejército ucraniano (Ataque combinado Jarkov-Dnipro). Permanente amenaza sobre Kiev. Acción Ejército Ucrania. Recuperar territorio por el Este. Mantener el terreno ganado. Cruzar el Dniéper por el sur y envolver al ejército ruso privándole de Crimea. (Un dibujo elaborado por «Jenofonte V»)

Hablemos de la situación táctica porque nos atrevemos a decir que en cualquier momento puede sufrir notables cambios. Nadie parece mojarse en esta clase de predicciones y hacen bien porque hay escasa información y muy pocos tácticos que estudien los factores de la decisión y se atrevan a pronosticar las posibles maniobras de las unidades militares. Sería imprudente y algo temerario. Pero también es verdad que todos los comentaristas de la guerra, me incluyo, dan la impresión de hablar de lugares comunes, de explicar lo que ha pasado sin decir una sola palabra de lo que puede pasar y eso no parece muy justificable ni profesional. Conviene correr el riesgo de equivocarse siempre que el error sea justificable después de haberlo cometido tras un estudio riguroso de la situación, en la que se hayan analizado los factores de misión, terreno, enemigo, medios, ambiente y todo el conjunto de posibilidades que esta guerra trae como novedad: ciencia, tecnología y nuclearización. Nunca me cansaré de repetir: miren el mapa, sitúense y analicen la geografía.

Corramos el riesgo.

Posibles movimientos tácticos próximos

En estos momentos la situación es de frentes estabilizados.

Nos trae recuerdos de la primera guerra de Crimea (1853-1856) donde las armas de fuego de precisión se imponen y surge la nueva táctica en la que el fuego suple a la bayoneta gracias al fusil rayado. Es la guerra de la distancia y el fuego. Escenas de una vieja escuela que trae también los peores recuerdos de la Primera Mundial.

En Ucrania el momento actual es el de una guerra de desgaste de artillería y misiles, drones, munición guiada. Infundir terror y agotamiento material y moral: deplorable el mando, la conducción táctica, la logística, la información y la moral.

Estos momentos de combates locales no decisorios y de incertidumbre llegan impuestos por el desgaste de hombres y materiales y por la climatología de la época. Sigue la guerra de la información penetrante que pretende por un lado desorientar y por otro adivinar los próximos movimientos del contrario. Los habrá.

Las tropas rusas despliegan desde Jarkov hasta Jersón, casi 600 kilómetros de frente, y combaten en un único conjunto que pretende actuar como el guerrero que porta el escudo en el brazo izquierdo y la espada en el derecho. En este caso el escudo lo forma la línea del frente de defensa que sobre el Dniéper va de Jersón a Zaporiyia, unos 300 kilómetros, en la orilla oriental del río. La espada la blande el ejército ruso en el Dombás presionando a base de ataques locales, auténticos golpes de sable y apoyado por la jabalina y las flechas que ahora son los drones y misiles que caen allí donde más daño hacen a las infraestructuras. La presión hace girar el conjunto en sentido contrario a las agujas del reloj con el punto fijo en la línea sur del Dniéper. Es el giro de la guerra, la metáfora de un mundo que se dispone a modificar su movimiento contrario al tiempo medido hasta ahora. Como la Tierra.

El ejército ucraniano embebido en evitar esa acción de gladiador que le lleve a retroceder lucha contra la espada rusa a la espera de poder romper el escudo sobre el Dniéper por la zona de Jersón y así dejar abierto el camino de Crimea, que sería la derrota de Rusia. Dos acciones enfrentadas por ahora sin resolución definitiva. Alguno de los dos debe pasar irremediablemente a la definitiva ofensiva. No hay otra alternativa para vencer en una guerra que se muestra lenta, pesada e interminable. Dependerá mucho del flujo armamentístico y de la moral de la retaguardia. La industria armamentística empieza a resentirse por parte rusa que debe buscar aliados que le proporcionen armas. Una nueva movilización está en marcha, urgente a la vez que polémica. La matanza de reclutas rusos en Nochevieja en el recinto militar de Makiivka ha abierto una herida de difícil curación. Hay junto al dolor una rabia contenida y reproches a los jefes militares rusos que puede hacer mella en los ejércitos. La pregunta está en el aire:

¿Será capaz Rusia de lanzar una ofensiva por el Este, que logre embolsar al ejército ucraniano que ataca por el Donbás?

¿Será capaz Ucrania de romper la defensa rusa sobre el Dniéper en Jersón y alcanzar su retaguardia?

Son las dos hipótesis de planeamiento que, por ahora y con los datos actuales, me atrevo a contemplar. Sin olvidar que continuarán los constantes amagos contra Kiev sometida a intensos bombardeos.

Por parte rusa se contemplan las siguientes debilidades a estas hipótesis:

—Frente defensivo y de posible ataque demasiado amplio.

—Grandes dificultades para apoyar y sostener logísticamente el frente sur.

—Necesidad de una mayor movilización y entrenamiento de su ejército al que se le ve falto de instrucción y escaso de capacidades. Es muy dudosa su moral de combate que deberá reforzar.

—Dudosa capacidad en medios de apoyo: artillería clásica y misiles.

—Falta de una ayuda exterior clara y eficaz en medios y en posición política.

—El Mando y Control de sus acciones conjuntas se ve dificultado por falta de capacidades cibernéticas frente a las tropas ucranianas.

—Hasta ahora adolece de capacidad para llevar ataques por el fuego a distancias tales que corte el flujo de entrada de la ayuda militar a Ucrania.

Todo esto es corregible y podría superarlo, pero sería muy largo en el tiempo y requeriría una ayuda exterior que a día de hoy no tiene.

—Por último es factor a tener en cuenta el incierto futuro político de Putin ya que cada vez son mayores las dudas que se producen en el interior del kremlin y en el seno del ejército aparecen contradicciones sobre el mando y dirección de la guerra.

Por parte de Ucrania también es necesario hacer un análisis de las posibilidades de su única hipótesis válida que es expulsar al ejército ruso del territorio invadido. De todo su territorio.

—Su total dependencia de la ayuda exterior le hace muy vulnerable.

—Como le ocurre a Rusia, el frente de ataque y defensa es muy extenso y requiere de un esfuerzo inabarcable para un ejército de sus dimensiones.

—La movilización de tropas puede llegar a su límite y encontrarse por ello con restricciones en su capacidad de ejecución para llevar a cabo el esfuerzo principal que deberá sostener a base del fuego de sus armas. Algo insuficiente para expulsar a su enemigo si este se defiende bien en el terreno alcanzado.

—La moral y el desgaste tanto de sus unidades como el de la población civil puede decaer y entrar en debilidad y reproches a su Gobierno por no aceptar un final de la guerra pactado.

—Rigor invernal.

Vistas las posibilidades y sus limitaciones habrá que concluir que en la situación actual será el azar, la fricción clausewiana, la que mandará sobre este cúmulo de incertidumbres.

A todo ello hay que añadirle algo que condiciona la guerra no solo desde sus inicios sino desde mucho tiempo antes: lo nuclear. Esa posible utilización del arma nuclear siempre será el condicionante de cualquier decisión que se tome.

Por lo que vemos a día de hoy ninguna opción que se adopte será pacífica sino cada vez más agresiva; incluso definitiva.

Ese es el panorama que puede divisarse y hoy me he comprometido con un humilde análisis de futuro. El tiempo será quien dé o quite razones.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

9 enero 2023

 

 

 

 

 

 

ESPAÑA ANTE LA GUERRA. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

De la guerra es de lo que tratan los militares y de lo que deben saber.

Claro que estábamos en una guerra y ha aparecido otra distinta. Hacíamos la guerra que fue y nos olvidamos de la guerra que venía. Vivíamos en el mundo de Yupi y apareció el mundo de Putin.

La guerra es pura energía, sin más arte que la ciencia y la tecnología. ¿Para qué queremos el arte? Es cosa antigua. Habla la fuerza que transforma el arte en ferocidad, en devorador de almas.

«Que un ser humano sea una cosa es, desde el punto de vista lógico, una contradicción; pero cuando lo imposible se ha hecho realidad, la contradicción se hace desgarro en el alma» nos dice Simone Wail en el sobrecogedor La Ilíada o el poema de la fuerza.

La nueva guerra trata de convertirnos en cosa, pero la paz, que así llamamos, se ha convertido en un camino en que «el pensamiento no tiene lugar, no hay justicia ni prudencia».

Se requiere pensar antes de armarse para la guerra. Como no: guerra.

Los presupuestos del Gobierno de España para la Defensa del año 2023 deberían serlo para la guerra, pero lo son para la Industria. Algo es algo. Claro que la guerra es distinta de lo que era y ahora la ciencia y la tecnología han acabado con el arte. Fuera generales y almirantes, es el momento de los hackers, de las empresas tecnológicas y de las pantallas, de la guerra de los dedos que señalan y destruyen abandonando toda vinculación emocional. Guerras convertidas en videojuegos sangrientos. Peores ejércitos y mejor tecnología.

Las estructuras de los ejércitos han cambiado y si no, deben hacerlo pronto; sus unidades encuadrar otro tipo de combatientes; los uniformes ya no distinguen a los guerreros; sus armas tampoco. Algo de esto apuntaba el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) (Jefe de Estado Mayor y no Jefe del Estado Mayor; la aclaración es de escuela, pero en el Congreso aún no han asistido a esa clase… de gramática).

Hay una satisfacción generalizada por el aumento del Presupuesto de Defensa para las Fuerzas Armadas: un 25´8 % más que el año anterior. El JEMAD se hacía eco de ello. Algo extraño cuando en el Gobierno están los antiotan, antiespaña y los miliKK. Algo no cuadra y la razón no está (solo) en la presión internacional, de la OTAN y de los Estados Unidos de América, que sí, pero también que no, que hay que adivinar otras razones.

Oyendo al Almirante Jefe de Estado Mayor de la Defensa hemos descubierto el fondo de la cuestión. Claro y correcto, complaciente y educado a lo militar, ha desplegado ironía en lo que otros nada han entendido. Todos se han ido muy contentos sin penetrar la gravedad de las palabras suaves y conciliadoras del almirante que eran munición guiada.

¿Guerra de Ucrania? Otro día, si a la ministra le parece bien, les hablo de ella, venía a decir el JEMAD, aunque recalcaba que él apuesta por la vía diplomática para resolver el conflicto sin decirnos quién debe iniciarla y en qué condiciones. Otra vez será.

La de España es otra guerra, señalaba: el Sahel.

Parece ser ese el horizonte del esfuerzo bélico español; al menos eso se entiende entre líneas, en el lenguaje que queremos adivinar con una alta dosis críptica e irónica que empleó el almirante durante toda su intervención. Apunta que allí, en el Sahel, está Rusia (los chicos de Wagner), alarmándonos a algunos, a los menos, porque en ese momento daban las dos y media y alertó el presidente de la mesa de Defensa que las tripas sonaban, quizá por el esfuerzo que tuvo que hacer ya que toda la comparecencia se la pasó en digital lucha con su móvil ¿Jugaría a los barcos).

Hay que escuchar la intervención completa del almirante y sobre todo las respuestas a las preguntas planteadas por los miembros de la Mesa de Defensa de los distintos partidos para llegar a la conclusión final y más preocupante: nuestra guerra no está en Europa. Nuestra guerra es el Sahel. Visión estratégica adecuada que parece que no le interesa a la UE ya que desaparece de la zona, pero como muy bien dice el JEMAD, cualquier desestabilización en la zona nos afecta como nación soberana y afecta a la UE.

Al fin reconoció, con humildad franciscana, que las guerras de «alto nivel» son para la OTAN, es decir EEUU, y las de tapar agujeros, crisis de «bajo nivel», para la UE; realmente no entendí muy bien al Almirante Jefe de Estado Mayor de la Defensa.

Más dinero vamos a tener. ¡Gracias! A ver qué ocurre. Aquí hay gato encerrado. Dejemos que corra la legislatura. Que corra la guerra incierta.

No es bueno alargar los artículos así que lo dejamos para otro día. Hablaremos del Gobierno y de su Presupuesto industrial, que no militar. Hablaremos del mantenimiento, de la infraestructura, de los acuartelamientos, entretenimiento, endeudamiento, de …miento, y hasta de la Cultura de Defensa ¿presupuestada, precintada o umedificada?

Para terminar solo un detalle mí querido almirante. Alguien le preguntó sobre los sueldos de los militares, de todos, y quedé sorprendido ante la respuesta. Algo así —Eso lo llevo oyendo hace cuarenta años… No seré yo quien se oponga a revisar los sueldos…

Creo que el Jefe máximo de todos los militares no solo no debe oponerse, sino luchar por ello antes que por otra cosa. Esta es la respuesta que esperábamos.

—Lucharé con todas mis fuerzas, como estoy haciendo, para que los militares tengan el sueldo digno que les corresponde y se aumenten de inmediato sus retribuciones.

Seguro que lo hace y fue un simple despiste en sus palabras tan correctas y adecuadas para los oídos de los, contados con los dedos, señores diputados que asistían su comparecencia en la Mesa de Defensa del Congreso.

Llego a la conclusión que todo esto de la Defensa y de la guerra, le importa un bledo; a todos.

Menos a los soldados que lo sufren.

Hasta que truene.

«Imitad a éstos ahora vosotros, cifrando la felicidad en la libertad, y la libertad en la valentía, sin inquietaros por los peligros de la guerra. Quienes con más razón pueden ofrendar su vida no son aquellos infortunados que ya nada bueno esperan, sino, por el contrario, quienes corren el riesgo de sufrir un revés de fortuna en lo que les queda por vivir, y para los que, en caso de experimentar una derrota, el cambio sería particularmente grande. Para un hombre que se precia a sí mismo, en efecto, padecer cobardemente la dominación es más penoso que, casi sin darse cuenta, morir animosamente y compartiendo una esperanza» (Tucídedes. Oración fúnebre de Pericles. Historia de la guerra del Peloponeso).

No cabe duda que hay que luchar:

Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
No con un estallido sino con un quejido.

T. S. Eliot, 1925

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

24 octubre 2022

 

 

 

 

 

 

MISIÓN DE ADIESTRAMIENTO MILITAR EN UCRANIA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Foto MINISDEF. Ejército de Tierra

Instruir y adiestrar son actividades parecidas, que forman soldados, pero no son lo mismo. Distingamos y puntualicemos para evitar que estos desastrosos políticos que dirigen Europa nos engañen con sus almibaradas propuestas tan inútiles como peligrosas.

La guerra no se puede dirigir en comandita, 30 aliados defienden por un lado mientras por el otro 27 se calientan alrededor de un fuego que se extingue, y todo ello sin una clara definición de liderazgo político, por tanto sin unidad y criterio militar. La Defensa Común (o es militar o no es Defensa) es una teoría, pero si no está sustentada por un Ejército cohesionado, es decir instruido y adiestrado, es nada más que eso: una teoría sin forma ni fondo. En estos momentos la OTAN despliega frente a Rusia una serie de unidades con doctrinas distintas, intereses ambiguos, en algunos casos ajenos, política y económicamente muy diversos. Es una Defensa Europea en pura teoría, sin solidez, y habría que ver lo que sucedería en Europa ante su soledad sin el apoyo americano. Dónde estaría la cohesión y coordinación de unos ejércitos que no conforman un Ejército.

En definitiva la OTAN, en mi personal criterio, no está en condiciones de hacer frente a una guerra ni convencional ni moderna, desconocida y llena de interrogantes, si no es liderada por los Estados Unidos. Digo liderar, aunque el término adecuado desde la terminología y espíritu militar sería mandar. Algo muy complejo, tanto que ni siquiera una rigurosa instrucción y adiestramiento son suficientes para convertir a un soldado en un mando.

La OTAN es la única defensa que tiene Europa y por tanto no es la Defensa de Europa, sino la que nos proporcionan los aliados no europeos que además de ese tienen otros intereses militares y económicos.

Pero Grullo era muy listo y nunca aprendimos su lección. La guerra que en teoría es así de sencilla, para ganarla debe basar la preparación de sus ejércitos en una muy dura instrucción, adiestramiento y cohesión, además de exigir un sacrificio que no es solo y único de los ejércitos sino que afecta a todos; cada vez más.

La meliflua actitud europea, el miedo a lo que pueda venir, el sacrificio que tendrá que exigir a sus conciudadanos, algo de lo que no se atreve a hablarles, hace que sus llamados líderes busquen alternativas a su inactividad, a su indigencia política y militar.

Europa no sabe lo que se le viene encima, pero viene. Nadie se atreve a hablar de ello: sacrificios, adiós al estado del bienestar, intranquilidad, incluso movilizaciones de ejércitos, de ciudadanos, obligada defensa de todos y por todos, sin ahondar en lo que ya es es evidente: economía de guerra. Dependencia. Pobreza.

Pues ante esta situación, a una Europa sin capacidad defensiva, sin el apoyo americano, sin una visión clara de futuro, se le ocurre la feliz idea del adiestramiento militar a otros.

La instrucción tiene como finalidad la formación general militar, la instrucción táctica, técnica y de tiro y la formación físico-deportiva.

El adiestramiento, complementario de la instrucción individual, tiene por objeto conseguir una formación colectiva e integrada del conjunto de hombres, equipos y sistemas, para alcanzar la máxima operatividad y nivel de eficacia de las unidades. Instruir y adiestrar: así se conforma un ejército. Hacerlo con el ucraniano está muy bien, lo apoyo al cien por cien, aunque suena a precipitada decisión que no recuerdo haberse tratado en la Cumbre de la OTAN en Madrid, y es que así lleva Europa esta guerra a las puertas de su casa: a trompicones y a remolque de los acontecimientos.

Voy a recordarles algo que no he dicho yo, aunque también, sino que fue dicho, escrito para más detalles, por el que hasta hace no mucho era el Jefe del Estado Mayor de la Defensa de España: General de Ejército Fernando Alejandre Martínez.

En su libro Rey servido y patria honrada al hablar de la OTAN y de la necesidad de que la Alianza cuente con una firme vocación o voluntad de empleo, textualmente escribe:

«Con frecuencia he señalado que esa vocación de empleo es la mayor diferencia entre Rusia y la OTAN, y más aún de la parte europea de la misma.

La voluntad de empleo rusa es algo que se puede leer en cualquier informe aliado sobre los ejercicios ZAPAD o similares, en los que Rusia desplaza en 72 horas a más de cien mil soldados, en los que se producen desembarcos paracaidistas masivos, evacuaciones de ciudades enteras o movimientos de masas de carros de combate.

La voluntad de empleo (o su falta) de la Alianza es algo que se puede comprobar si se recuerda que para desplazar una brigada perteneciente a la Very High Readiness Join Task Force, VJTF, una unidad de menos de 5.000 efectivos, desde Pontevedra a un campo de maniobras en Polonia, nos embarcamos en un proceso de decisión que duró meses y en una fase de ejecución de casi ¡tres semanas! Por no hablar de que incluyó un proceso de gestiones de cruce de fronteras que daría para escribir tomos enteros de derecho internacional».

¿Entienden la gravedad de la situación?

La misión que se le ha ocurrido a la UE de adiestramiento militar a Ucrania es una obra de muy buena voluntad que apoyamos y compartimos. Incompleta también.

Llegada esta situación, ante el horizonte que muy pocos atisban, ante el desolador panorama, mejor sería que Europa se preocupase de su Defensa, por ella misma, formando y conformando un verdadero Ejército Europeo, fuerte y cohesionado, instruido, adiestrado y bien armado; es decir: presupuestado y pagado. Una quimera.

De camino la OTAN debería dejar clara su voluntad de empleo y preocuparse de lo militar tanto al menos como de lo político.

«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

5 septiembre 2022

Blog: generaldavila.com

 

 

 

 

SOLDADITO ESPAÑOL General de División (R) Rafael Dávila Álvarez

Soldados españoles en Letonia

Con paso doble marchaban los soldados convertida su aventura en danza popular de aquella guerra que hacía el pueblo con los hijos de sus entrañas: Cuba, Filipinas, África. Al mal tiempo buena cara, con pasodoble incluido, en honor de los que solo volverían muertos en campaña: Soldadito español, soldadito de España

La guerra ya no es algo popular, se ha profesionalizado y así el oficio de soldado se aleja del conjunto social, aunque siga siendo el mismo, con las mismas glorias y penas del pasado, con su grandeza y su enorme pobreza. Hace mucho tiempo que los soldados dejaron de ser algo próximo y conocido. Nadie ya les hace un pasodoble ni su nombre aparece en las portadas. Solo cuando truena; literal. El resto, la guerra, es algo alejado hasta del lenguaje castrense más puro y académico, reducido a melifluos términos más acordes con la hipocresía global: riesgo, amenaza, conflicto, enfrentamiento, adversario, el malo contra el bueno, y un sinfín de términos que eluden la realidad que todo lo engloba: la guerra.

Ahí está. Ahí está.

Evitamos pronunciar lo inevitable: llamar a las cosas por su nombre.

La recién aprobada Estrategia de Seguridad Nacional 2021 recoge, de pasada, la palabra guerra cinco veces; como en un afán de eludirla. El conjunto del documento prioritario de nuestra Defensa es una serie de divagaciones sobre un mundo novelado donde abunda la prosa anglosajona de difícil asimilación; seguramente para confundir al enemigo.

La guerra puede haber variado en sus procedimientos, pero sus honduras responden a los mismos pesares de la condición humana. Miguel de Cervantes: «Calla amigo Sancho, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza».

Evaristo San Miguel, general, político e historiador: «Organizar la fuerza armada de tal modo que hallándose siempre pronta a combatir con los enemigos interiores y exteriores del estado, nunca pueda moralmente ponerse encima de las leyes».

Permanentes cambios, enemigos interiores y exteriores: la inevitable guerra que se enmascara de mil formas y cambia su aspecto, su nombre.

La paz, nos dice Spinoza, es «no la ausencia de la guerra, […] Es una virtud, un estado mental, una disposición en pro de la benevolencia, la confianza, la justicia».

La guerra se disfraza en este continuo carnaval. Heráclito de Éfeso afirmaba como postulado fundacional, que «la guerra es el padre y el señor de todas las cosas. Y a unos hace libres y a los otros siervos». Inevitable.

Nos enseña la doctrina militar que «La tradicional frontera entre guerra y paz se difumina dificultando la identificación del final de dichos conflictos con la concepción clásica de victoria o derrota». Ahora ahí está.

Si no entendemos todo esto nunca adivinaremos la guerra del futuro —que puede haber ya estallado— y seguiremos anclados en el pensamiento de guerras pasadas.

Avisaba Clausewitz del peligro de que con un conocimiento imperfecto de los hechos creamos que «exista un desarme artístico del adversario sin causarle demasiadas heridas, y que tal sea la verdadera tendencia del arte de la guerra». Más claro si cabe: «Los errores que se dejan subsistir por benignidad son, precisamente los más perjudiciales».

Indefinición, efectos inconmensurables, inminente peligro. No nos confiemos.

Estos días con motivo del ataque de Rusia a Ucrania es recurrente hablar de despliegues y armamento, pero poco de los soldados que despliegan en el marco de la OTAN.  Heroico pueblo el ucraniano que se une ante la invasión que pretende cortar su libertad. Detrás, en su retaguardia, están los soldados de la OTAN, los de España.

¿Quiénes son esos soldados? Profesionales que se preparan para una trascendental misión por encima de cualquier otra. Dejémonos de eufemismos: la guerra.

La nobleza y grandeza de una nación se mide también por el cuidado de sus tropas, por no abandonar nunca a sus soldados. «El legionario romano juraba que había de servir a la República por tiempo de veinte años, si cumplidos estos continuaba en el servicio voluntariamente le distinguían con el nombre, honor y utilidad de veterano. Si dejaba el servicio le daban su licencia, que llamaban ejautoramentum, y el peculio castrense que le correspondía para que viviese con comodidad el resto de su vida» (Flavio Vegecio Renato, Instituciones Militares).

La preparación de un soldado es cada vez más especializada y requiere una forma de pensar y actuar que nada tiene que ver con otras profesiones. Es el único oficio donde se ofrenda la vida si necesario fuera. Donde el soldado es la pieza decisiva.

Suenan los tambores de guerra. ¿Y nuestros soldados? Inmersos en este cambiante escenario. Allí donde nadie quiere mirar ni pensar, están ellos. Ahora no se trata de pandemia, ni de la lava de un volcán, ni de incendios ni nevadas. Es el frente de guerra. En primera línea.

Los responsables políticos de nuestras Fuerzas Armadas sacan pecho exhibiendo nuestra preparación y adecuadas armas para junto a nuestros aliados hacer frente a cualquier contingencia en Europa o allí donde se nos reclame. Podemos certificar que nuestros soldados poseen una preparación y un espíritu que está entre los mejores del mundo. No hay la menor duda.

La duda surge de un problema lejano del que nadie quiere hacerse responsable y todos miran con recelo.

El planteamiento inicial para la profesionalización de los ejércitos escondió los gravísimos problemas que trajo la supresión del servicio militar obligatorio. En pocos años las unidades quedaron bajo mínimos y en algún caso sin operatividad. Profesionalidad equivalía a temporalidad, sin futuro, ni más salida que la de la puerta del cuartel y un infinito desagradecimiento. Los años de bonanza económica dejaron al descubierto los grandes errores cometidos. Ejércitos vacíos; buques sin tripulaciones, aviones sin volar y armamento sin soldados. Los Cuarteles cerrados y vendidos a precio de saldo.

Pretendíamos tener soldados a bajo precio y corto tiempo. Mano de obra barata y silenciosa. Unos años de esfuerzo, sacrificio y una despedida rápida y sin futuro.

La crisis económica hizo que de nuevo aumentasen las solicitudes para ser soldado. Pero la solución al futuro sigue sin llegar.

En época de crisis no hace mudanza. Cierto. Pero cuando veas las barbas de tu vecino cortar…

Lo único que sigue intacto es su espíritu y disponibilidad. La guerra llama a nuestras puertas y ellos están para recibirla. Son nuestros soldados.

Amós de Escalante nos hizo vibrar con una de las mejores definiciones de nuestro soldado, que merece nuestro recuerdo y compañía en estos momentos de incertidumbre. Aunque no sea con un pasodoble.

«No hay a su duro pie risco vedado;

sueño no ha menester, treguas no quiere;

donde le llevan va; jamás cansado

ni el bien le asombra ni el desdén le hiere:

sumiso, valeroso, resignado

obedece, pelea, triunfa y muere».

Nada impide, sino que exige el recuerdo y reconocimiento a nuestros soldados, pensar en ellos; y su labor aquí y allí, en la guerra.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

P.D. No puedo evitar recordar la irresponsabilidad del que por un puñado de votos dijo: «Sobra el Ministerio de Defensa» y aún tiene la desfachatez de hacerse una foto con ellos en el frente.

Blog: generaldavila.com

10 marzo 2022

LA GUERRA Y LAS RESOLUCIONES DEL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

«Por regla general, hacer la guerra no es lo mejor. Solo la necesidad debe obligar a emprenderla. Independientemente de su resultado y su naturaleza, los combates resultan funestos incluso para los propios vencedores. Únicamente hay que librarlos si la guerra no se puede conducir de otra forma. Si al soberano le mueven la cólera o la venganza, no debe declarar la guerra ni movilizar tropas».

Estas sabias palabras de Sun Tsé están separadas de nuestros tiempos por una evolución en el pensamiento que trajo terribles combates —dialécticos y explosivos— en los que el número de muertos era una estadística, funesta, pero estadística (para Stalin) que se repetía hasta llegar a cifras desoladoras como las de la la I y II guerras mundiales.

Clausewitz dejó escrito que «jamás puede introducirse en la filosofía de la guerra un principio de moderación sin cometer un absurdo». Escalofriante verdad de la guerra.

Real y cercano es el pensamiento de Arthur Wellesley, duque de Wellington, al que todos felicitaban después de Waterloo por lo que tuvo que contestar: «Salvo una batalla perdida, no hay nada tan triste como una ganada».

En lo que coinciden los tiempos es que la guerra es un fenómeno inevitable y no sabemos el tiempo que tenemos para retrasarla y al menos poder reducir al mínimo sus efectos.

El terrible ejemplo de acabar una guerra con una explosión mayor que todas las habidas hasta el momento debería hacernos pensar más allá de los despliegues de tropas intimidatorios  «Ya no había nada más que temer». Era la peste atómica.

Inevitable parece perder la memoria y que se borren los mayores horrores vividos por la humanidad de consecuencias todavía sin análisis suficiente. Era una guerra, pero el final fue peor: una sola bomba que ni siquiera hizo ruido: luz y silencio. Se terminó todo.

Hasta hoy.

La estrategia analiza, la táctica mueve peones y la política desencadena lo peor cuando los intereses particulares y el afán de protagonizar la historia están por encima del corazón humano.

Un día, ante tanto horror, el hombre invento una mesa redonda donde reunirse antes de provocar un enfrentamiento. Le pusieron el nombre de Organización de Naciones Unidas. «Las Naciones Unidas nacieron oficialmente el 24 de octubre de 1945, después de que la mayoría de los 51 Estados Miembros signatarios del documento fundacional de la Organización, la Carta de la ONU, la ratificaran. En la actualidad, 193 Estados son miembros de las Naciones Unidas, que están representados en el órgano deliberante, la Asamblea General».

Unas veces aparece y otras no. Es y no es. Al final los mismos que se enfrentan son los que toman decisiones o se limitan a hablar en tono conciliador y falso. El problema es que solo son cinco. A saber: Estados Unidos de América, Rusia, Francia, Reino Unido y China. Poder de veto. Consejo de Seguridad. Los demás son sonorosa comparsa. Nada más.

En el conflicto actual de Ucrania la primera reunión del Consejo de Seguridad (pedida por los Estados Unidos de América), ha sido este pasado lunes día 31. Ninguna Resolución ni solución. Tiempo perdido. Han salido peor que en el momento de entrar y todo se ha desarrollado entre graves acusaciones. ¿Ha servido para algo? ¿Para agravar el conflicto?

Mientras el mundo de la calle parece mirar en otra dirección y esto (creen) ni les va ni le viene.

En España la intervención en Irak echó a la gente a la calle con el famoso «No a la guerra» y la discusión estuvo manipulada con la falacia de si había o no resolución de ONU. Le costó las elecciones a un partido político a la vez que volaban un tren en Madrid con cerca de 200 muertos sin que aún sepamos quién y por qué se cometió aquel crimen.

Fue otra guerra. No igual, aunque los procedimientos, el algoritmo era el mismo. Grandes intereses energéticos. Económicos.

Hoy nadie menciona a Naciones Unidas.

¿Por qué será? Nadie responde.

En el Poder que otorga la Tierra el necio solo conoce el mal cuando ya está hecho. Y en sus manos está la decisión, no en la nuestra.

El momento se agrava y se solidifica por momentos. Como vemos tras la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. No hay Resolución.

Parece que el «No a la guerra» guarda silencio ante lo inevitable.

La presión aumenta hasta hacerse insoportable. El mundo es una olla de presión y la temperatura aumenta bajo ella.

No miren a los soldados. Pregúntense: ¿En manos de quienes estamos?

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

7 febrero 2022

 

EUROPA SIN DEFENSA MILITAR. ESPAÑA SOSPECHOSA BAJO LA CUÁDRUPLE ALIANZA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Hace unos días les hablaba de AUKUS una alianza militar para —lo de fabricar submarinos atómicos es una excusa— asentar los reales, que acaban de constituir Australia, Reino Unido y los Estados Unidos de América. La razón es muy sencilla: situarse en condiciones de ataque, que es, sin duda, la mejor defensa. Disuasión convencional; en principio.

Guerras en Europa

Europa ha participado de lleno en las dos últimas conflagraciones mundiales y las dos las ha perdido a costa de millones de muertos. Incapaz de defenderse. Fue necesaria la intervención de los Estados Unidos de América para que la balanza se volviese del lado occidental. Millones de muertos. Hemos olvidado.

En España continúa la guerra entre nosotros, que no olvidamos—vamos a nuestro aire—y que los que la perdieron ahora pretenden ganar.

Mientras, abandonamos a los aliados. Ellos lo saben. Lo de Irak también. Los dejamos en el desamparo con riesgo para la vida de los que deprisa y corriendo tuvieron que ocupar nuestro puesto: irresponsable retirada.

Ese recuerdo del año 2004 y el actual reinado de la «Cuádruple Alianza» española: socialista-comunista-separatista-terrorista, el mundo no lo olvida. Por tanto vivimos bajo sus consecuencias.

España es una nación muy peculiar. Nada democrática. En cada persona hay un rey, un presidente de gobierno, un juez, un estratega, un policía y un entrenador de futbol. Actualmente los hoplitas son todos expertos virólogos.

Internacionalmente las alianzas se mantiene bajo dos razones: las económicas y sobre todo las militares, base firme para mantener las primeras. No es una broma ni un juego estratégico, sino un delicado intercambio de intereses que es mejor cumplir antes que traicionar. Los ejemplos llenan la historia militar.

España en Irak

El que dio España en Irak iniciaba un cambio de rumbo por el hecho en sí y por lo que vino después: un cambio en el pensamiento de Defensa y Seguridad militar de nuestros dirigentes. De allí, de aquellas guerras, la consecuencia que obtuvo España fue crear la Unidad Militar de Emergencias (UME), por tanto un cambio de ideología en la formación de nuestros soldados en la instrucción y el adiestramiento, y en los principios de la formación académica. Yo, perdonen que señale, no estudié en una Academia Militar para ser bombero, excelente oficio que requiere una formación muy específica, no necesaria ni precisamente militar. Esas tácticas son para mí desconocidas y no entran ni en mi vocación ni en mi formación. Sí la del servicio, pero no cualquier servicio.

Prefiere que le maten a matar: san Bono

Dijo el ministro de Defensa español en Washington ante la atónita mirada del mundo occidental: «Yo prefiero que me maten a matar, soy un ministro de Defensa». Era España convertida en una insegura alianza. Un fariseo. Un sepulcro blanqueado.

Estados Unidos de América aprieta a Europa para que se ocupe y sobre todo se preocupe de su Defensa; que la pague.

Por otro lado en cualquier momento Ucrania es Crimea, o se amaga por Polonia, o Taiwán, o el Báltico, Venezuela, Cuba, el Sahara, el Sahel, o el Pacífico, o Argelia; incluso Chipre. O un iglú en Alaska. Vaya usted a saber, porque no hay lugar en el mundo en el que se pueda estar tranquilo.

Ese es el concepto estratégico más importante del siglo XXI: el azar de la contienda, la incertidumbre. ¿Dónde?

¿No se han dado cuenta los de la ONG española? No es la disuasión nuclear lo importante, sino saber que estás dispuesto a todo: en esas circunstancias hay varios, locos o no, señalados por la ONU o no.

Parece que dos guerras mundiales y las guerrillas posteriores que se han llevado puesta la credibilidad de naciones enteras no nos hace entender la situación.

Cuádruple Alianza

España está sola y más sola que estará. ¿Razones? En principio solo hay una: desconfianza. La principal razón en este momento presente se llama «Cuádruple Alianza»: socialista-comunista-separatista-terrorista. Eso es España. Un riesgo evidente.

Las potencias mundiales se posicionan. Algo nuevo está surgiendo.

AUKUS.

La Alianza Atlántica OTAN difuminada y contra las cuerdas: ¿Aquí quién paga? Polonia se rebela. Bielorrusia se encabrita. Crimea en el recuerdo. ¿Guerra del futuro?: un golpe rápido, corto, pero eficaz; y luego hablamos: Crimea, por ejemplo. Todo queda consumado. «La malicia de los perversos fue reforzada por la debilidad de los virtuosos», sentenció W. Churchill después de la IIGM.

El Pacto del Quirinal

Italia y Francia acaban de sellar un pacto europeo que para los medios ha pasado casi desapercibido y que vuelve a dejar a España fuera del concierto internacional; sin que se fíen de ella. El «Pacto del Quirinal», del que poco se sabe, pone en evidencia que las cosas en Europa no están bien en materia de Defensa y Seguridad, que el Reino Unido ha pasado a ser un apéndice de los Estados Unidos de América y militarmente actúa a su dictado, que Alemania es una auténtica desconocida, de extraño comportamiento militar, y que los Estados Unidos miran hacia otras zonas de conflicto. Francia no se resiste a ser ninguneada y busca el liderazgo. El pacto franco-italiano es de gran envergadura y supone un importante varapalo para la política española no solo de Defensa y Seguridad, sino económica.

Habrá que estar muy atento en los próximos años (o menos) a lo que ocurre en Europa porque se avecinan cambios de trascendencia tan importante que los notaremos los españoles en nuestra cada vez mayor insignificancia económica. Como ya lo es la militar.

Porque nadie se fía de un Gobierno como este compuesto por una peligrosísima Cuádruple Alianza.

Podemos. Empeorar. Dos términos que se han unido: trágicamente.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

01 diciembre 2021

 

 

 

TIKTOK: LA NUEVA GUERRA Rafael Dávila Álvarez General de División (R.)

No tiene traducción. Es.

Como un dios. Generalicemos; es lo mismo TikTok que otras. Un redil.  Rige las cabezas de ganado para que se entretengan. Una ve el culo de la otra y se pegan al calor de su soledad que comparte ese trasero como horizonte: el culo. Fascinación. ¿Hay otra cosa?

Hablo mucho de guerra. Conocer sus orígenes y evolución es mi oficio: la paz, que solo se sostiene dominando la guerra. Conocimiento.

Ya no es necesaria la violencia física, que se enfrenten los cuerpos y las máquinas. Hoy se gana las guerras al ritmo de TikTok, el en-red-ado baile mortal que permite atacar por los flancos y la retaguardia de un gremio de paranoicos que buscan ser otros en la virtualidad, apariencia sin ser, ser otro.

Terrible esta guerra que toma directamente la paz por objeto. Una danza alrededor de la destrucción de uno mismo. La más sutil que jamás arma alguna haya podido llevar a cabo. Letal. Sin apenas ruido: el del baile. Unos movimientos de cadera absurdos, o enseñar tus debilidades e ignorancia, te suben al pódium desde donde dejarás de ser tú y serás nadie, aclamado por los millones de seguidores de nada.

Esa es la destrucción: ser nadie. Un número, una señal eléctrica que vive sin vivir en ella, sino en y por un flujo electromagnético. Si quieren no morirás nunca. Puedes quedar grabado y evolucionar con la moda por los siglos de los siglos. Solo es necesario un programador de vidas que actualice tu software. Si no sirves serás conducido por los desagües hasta el vertedero de cenizas. Reciclado.

Nunca serás. Estás en definitiva muerto: es la aniquilación hecha con una dulce canción y movimientos de baile en un escenario al que asisten embobadas todas las ovejas y que tienen como horizonte el culo de la otra. Ni siquiera sombras en la caverna. Peor. Utilicemos el término más adecuado: Exterminio.

No es necesario hacer uso de aquellas vetustas armas de guerra. Ahora es la música y el escenario los que hacen su labor.

La dulce melodía llega a los rincones del desierto y a las profundas aguas glaciales. Todos están en red de la nueva religión: TikTok, TikTok, TikTok.

La guerra se desarrolla como un juego que se retroalimenta. Cada jugador o guerrero está controlado, no importa la cantidad, mientras más mejor, y todos conforman tipologías que entran en las distintas formaciones, donde el mismo juego elige a los cabos, sargentos y así hasta los generales. El orden es inverso a la capacidad, el general es el más tonto; y así: ¡velay! La vida misma.

Ellos no lo saben, pero el que abandona es sometido a severos castigos que pueden llegar a lo peor: aislamiento y martirio; además de no ser: no estar.

Hay un rígido control, disciplina y reglas de enfrentamiento, de guerra, que hay que cumplir bajo severas sanciones si no lo haces. Disciplina. Ejércitos que son masas que se mueven con precisión de relojería.

Es la evolución de la guerra donde los pacifistas no son pacíficos, sino agresivos consumidores bélicos que compran impulsivamente las armas para acabar con las conciencias. Cada clic es un disparo que se registra en la pantalla con el que caen cientos de soldados que pronto son sustituidos por otros miles.

Se vota, se habla, se canta, se alimenta, se baila, se vive y: se muere. Es más, una guerra donde puedes morir y seguir vivo. Eso pasa con sus héroes. ¿Qué más da el cuerpo si puede quedar grabado para siempre en esa edad de oro donde su culo fue el más visto de la red? Éxito conseguido. ¿Para qué vivir más? El esperpento de lo que fuiste seguirá siendo y alimentándose con el interminable cargador de munición en el que te has convertido.

Es la nueva guerra y se llama: TikTok. Hay más, habrá más, tantas como ejércitos. Es una continua evolución hacia el final de una especie demasiado tonta y con fervor al culo.

Don Jacinto Benavente contaba que dos pastores se encontraron después de cierto tiempo. Se saludaron los perros y el canelo le dijo al otro:

— ¿Cómo te va la vida?

—Fatal, no soporto el olor de las ovejas.

—Pero si solo huelen a ovejas.

El canelo acompañó a su amigo, el otro, y fueron oliendo una a una hasta la última de ellas.

— ¿Has visto lo mal que huelen?

—No me extraña. A todas les hueles el culo.

No encuentro mejor definición para explicar esta nueva guerra hecha sobre lo mejor de cada cual: el culo.

¿La guerra? Una pantallita. Todos muertos ante ella. Sin apenas combatir.

Solo hace falta utilizar la tragedia humana como reclamo mientras la masa fervorosa consume -de todo- alrededor de la danza mortal.

En la frontera de Polonia no es el TikTok lo que se baila. Es un juego de guerra cuyo objetivo final se llama Europa.

TikTok-TikTok-TikTok.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com