¿FUERZAS ARMADAS DEL GOBIERNO O DE LA NACIÓN? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

«Dejemos que aparezca, tiene que aparecer un gran genio. Se pondrá a la cabeza de la máquina y le dará el impulso necesario».

Recojo la cita de la Enciclopedia del Arte de la Guerra dirigida por el general Antonio Martínez Teixidó y  la colaboración de los coroneles José Romero Serrano y José Luis Calvo Albero, editada por Planeta.

Atribuida al general francés Jacques-Antoine-Hippolyte, conde de Guibert (1743 -1790), recobra todo su valor en estos momentos de desconcierto en todos los órdenes y no solo en el militar.

El general y pensador vio la necesidad de profundizar aplicando la razón al incierto futuro de una guerra que se venía encima como caballo desbocado. Hay un cambio radical que este genio militar predice y al poco tiempo se cumple. Solo era el principio del fin de las guerras del pasado. Todo será y es ya distinto. No hay unos soldados para la guerra y en el otro lado unos ciudadanos ajenos a ella. La guerra es de todos, la hacen todos, es algo nacional, se hace con pasión y voluntad de vencer y todos se movilizan en defensa de la nación. Fue entonces algo nuevo, pero su estudio y puesta en práctica alcanzaba de lleno al pensamiento militar y ahora es un hecho para necesariamente meditar. La guerra alcanza de lleno a todos y quieras o no estás en ella involucrado. La guerra del futuro requiere un gran genio, pero ya no será algo militar, sino un gran ejército de pensadores más allá del resultado de las armas, porque ni siquiera conocemos las armas. Es una incógnita que forma parte del futuro impredecible y no creo que aparezca un nuevo conde de Guibert. Tampoco el genio que él anunciaba. Necesitamos filósofos que nos alcancen, honrados pensadores que nos guíen y lleven a la meditación de nuestras pulsiones y no gobernantes con interés por dominar nuestra voluntad.

Guerra, política, economía o poder económico, ¿alguien sabe a estas alturas cual es la diferencia? Guerra total en la que entramos todos como piezas de un juego de intereses, ¿de quiénes?; desde luego no de los que mueren en la guerra, de las armas, la política y la economía.

La guerra del futuro tiene una característica que se nos ofrece ya con descaro y desvergüenza, pero que aceptamos porque no nos queda otro remedio, incapaces voluntades dispersas. Divide y vencerás. No era lo que creíamos. Los ejércitos no eran nacionales, sino ideologizados.

Lo que vivió Europa fue un espejismo que ahora alcanza su gran dimensión en el mundo. Todos participamos en un devenir tan incierto como tenebroso, porque se han roto los ejércitos y convertido en algo privado que responde a intereses no nacionales, sino políticos y económicos. Las guerras las sufren todos, pero las enciende y dirige alguien (es) muy ajeno a los intereses nacionales. Todos morimos en la guerra, con o sin armas.

Necesitamos un gran genio que aparezca y deje claro cual es el futuro de la guerra o si mejor sería pensar en los ciudadanos y cumplir las leyes y no imponerlas a base de la destrucción y límites en la libertad.

Se vislumbra una nueva forma de hacer la guerra, desconocida, aunque ya vemos que a la par surge otro futuro para la política y ambas, guerra y política, que son economía, convergen en una: ideología.

Si nos vamos al terreno de los ejemplos prácticos el caso de España es paradigmático.

La unidad de criterios sobre temas de Estado como la Defensa y la política Exterior lejos de vivirse en consenso da bandazos de un lado a otro en función, no de un Gobierno, sino de una ideología. En materia de Defensa nunca ha habido acuerdo entre partidos y las diferencias afectan a la misma esencia y misión de las Fuerzas Armadas.

El ejemplo es claro y contundente cuando repasamos la misión constitucional de las Fuerzas Armadas que les asigna la función de cuidar de la independencia nacional, la integridad territorial y el ordenamiento constitucional.

Podríamos preguntarnos por qué la misión de las Fuerzas Armadas que, debidamente jerarquizadas, forman parte del Ejecutivo no fueron incluidas en el Título IV relativo al Gobierno y a la Administración y lo fueron en el Título Preliminar. El tema tuvo encendidos argumentos en favor y en contra en el debate parlamentario, pero se llegó a la conclusión de no incluirlo en el Título IV ya que eso hubiese sido lo normal solo en una situación de aceptación del fundamento de la Ley: la unidad de España. Preveían los constitucionalistas que no iba a serlo y así ha sido. Creyeron que era más apropiado otorgar a las Fuerzas Armadas «un rango constitucional, al margen del Ejecutivo». Se traduce que la misma Constitución debía proteger  su fundamento: la unidad de la Nación. Acertaron el diagnóstico. A día de hoy no se acepta la unidad de España, aunque de poco ha servido el artículo 8: Octubre 2017. Indulto. Amnistía. Un delincuente marca de cerca al Gobierno y lo tiene maniatado.

No se acepta el fundamento de la Ley que se interpreta por un Tribunal que no es jurisdiccional y que sentencia en contra del Supremo: Unidad de España. Integridad territorial. Respeto a la Constitución. Se interpreta no se respeta su fundamento. No pasa nada. Eso no es corrupción constitucional. Se puede acabar con la unidad desde dentro. Caballo de Troya. Quizá sea esa la forma más sibilina y cruel. Sin reacción.

La corrupción que corroe a este Gobierno será castigada, tendrá graves consecuencias y la misma nación española quedará tocada y humillada por culpa de estos personajes. La corrupción legal, constitucional, nos hundirá como nación y el articulado de la Constitución ya vemos que no podrá detenerlo. No hay Poder que sea capaz de defender el fundamento de la Ley que a todas luces se incumple bajo la corrupción que supone la autodeterminación. Parece que tenemos que pensar en unas nuevas Fuerzas Armadas que ya no están para lo que la Constitución ordena, sino para adoptar la ideología gobernante, para un mandato no recogido en la Ley. Su misión principal ha desaparecido, la unidad de España vuelve al Título IV y será o no será en función de lo que dicte el Gobierno mayoritario e interprete un tribunal no jurisdiccional.

Todo es simbólico. El Rey, la bandera, las Fuerzas Armadas y España. La mismísima Constitución parece simbólica. Todo es y se maneja de acuerdo con un Gobierno que a todos nos ha ideologizado, incluidas las Fuerzas Armadas que han desaparecido en la práctica de su lugar predominante en la Constitución, han perdido su rango constitucional, al margen del Ejecutivo.

En las Fuerzas Armadas no se puede estar alejado de la realidad que fundamenta su razón de ser. Quizá sea un error en la interpretación ¿o lo fue de los constitucionalistas?, pero hoy el fundamento de la Constitución debe ser defendido diga lo que diga el intérprete o su porquero. Estos Ejércitos lo son de la nación y no del Gobierno.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

15 diciembre 2025

UNA ESPAÑA ENFRENTADA A SÍ MISMA. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

Lo han logrado. Unos contra otros. ¿España? Ideologías.

Recoges lo que siembras: odio era la semilla. Cuando a punto estaba España de que el milagro sucediese alguien dijo no. Volaron los puentes y de nuevo el no pasarán. Centinelas de la ideología. Hay fecha, conocemos al culpable y el nombre de cada uno de los que forman el ejército de seguidores. Son unos canallas. Mientras España arde saben que nadie pondrá un pie en la calle. Eso solo saben manejarlo ellos. Pero todo tiene un límite. Podría ser el campo. Ese que hemos abandonado y del que huyen los jóvenes y los pájaros. Las fincas de Lagunero o la de Mora nunca se queman ni abandonan.

Hay un silencio borreguil en esta siesta de agosto que nos ha despertado con las llamas en las ventanas.

Arderéis como en el 36. Lo dijeron ellos.

Seguimos así: ellos y los otros. No nos queremos. Y mira que la Iglesia, amor al prójimo, la que ahora calla, sabe de esas cosas del fuego. El prójimo es pronto enemigo.

La Transición cometió muchos errores, muy graves, pero el primero de ellos fue creer que todo se iba a olvidar. Aquí no hay olvido, sino fuego, hogueras de pasión, quema de brujas, inquisición y, lo peor, mucha desconfianza. No fiarse ni del compañero de pareja.

Han tomado el poder con toda la gravedad que ello supone. Nada ni nadie, nadie, se mueve sin contar con su aprobación. Desde el Constitucional, la Conferencia de obispos o la Cúpula Militar, todos están en el primer tiempo del saludo. Una democracia no es esto. El Poder tiene límites y los Poderes del Estado deberían hacerse notar en momentos de máxima gravedad. Tienen miedo. Esta es una sociedad encerrada en el miedo.

Todo es un «a la orden orden» y sumisión a un único poder. Esto no es democracia. Dos Españas enfrentadas y la que ha cogido el poder ahora no lo soltará porque anda en esas cosas de la venganza. Quedan deudas pendientes.

Hay una España intermedia, como colchón que amortigua. Aguanta lo que el poder decide y por eso es la mayor culpable, la del vómito de los tibios.

Por otro lado solo necesitamos una chispa. Mientras nos miramos de reojo.

Las Autonomías han servido para eludir responsabilidades y de camino acabar con la idea de unidad en el esfuerzo y la solidaridad. Ardemos a trozos, por autonomías de un lado u otro.

En el 2004 España saltaba por los aires.

Guadalajara 16 de julio de 2005. Un incendio quemaba 13.000 hectáreas y dejaba 11 víctimas mortales, convirtiéndose en el más letal del siglo XXI. Nadie hizo nada más allá de crear la Unidad Militar de Emergencias. Una forma de eludir responsabilidades. Solución Manu militari. Esto empezaba a cambiar; hacia ellos, claro está. Emergencias era el poder del Gobierno sobre un mundo de Yupi que hoy mantiene vivo. Lo vimos en Valencia cuando su actuación, tarde y mal, estuvo sometida a una férrea disciplina y orden del Gobierno. El Jefe del Estado Mayor de la Defensa se dejó ningunear y fue un mando subordinado quien asumió la operación, un mando político para no estar bajo la capacidad operativa del Mando de Operaciones que dirige cualquier organización conjunta del Ejército español. Había que eludirlo ya que la organización militar debe siempre estar desarticulada y rota. Inaudito. Las Fuerzas Armadas convertidas en una chapuza en su mando y coordinación.  O se manda o no se manda, pero parches en la cadena de mando es un desastre, que lleva a lo ocurrido en Valencia. Ahora en  los incendios: la capacidad de la UME es limitada y, superada esta, es el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Mando de Operaciones) el que debe asumir la responsabilidad y no un general de «Emergencias» desbordado e incapaz de asumir toda la coordinación. Triste  ejemplo tenemos en Valencia.

No se puede marginar la unidad y capacidad de mando para ser manejado desde el Gobierno con intereses políticos más que de eficacia en la gestión.

Miren todo el problema reside en lo siguiente: o conmigo o contra mi. En Valencia estabas contra mi, así que te quedas solo y si necesitas ayuda la pides. Todo es mío.

Ahora volvemos al error. La tragedia al margen.

Que el fuego no afecte al Partido. Una vergüenza. Todo lo manipulan.

Se han atrevido hasta con el Rey. Después de ocho días de abandono, de inmerecidas vacaciones, han manipulado la visita del Rey y la han mezclado de manera ostensiblemente malvada con la del presidente del Gobierno. Visten al Rey de uniforme y le ponen la dirección:  a Torrejón de Ardoz a visitar la UME. Ese no es el lugar de la tragedia. No es el momento de simbolizar el Mando Supremo de las FAS, lo digo con toda intención, cuando han quitado del mando operativo de las FAS a la UME. Un sinsentido. Se equivoca el Rey, más como Rey que como Jefe del Estado; no se equivoca el presidente del Gobierno que actúa con malévola intención. Hay mucho análisis en este tema aparentemente sin importancia.

Por mucha negociación previa nunca la Casa del Rey debería haber aceptado el trato. Tiene truco.

La Corona que siempre se ha distinguido en España por su proximidad a los que sufren, en cualquier tragedia, sin limitaciones, sin acuerdos ni paparruchas, se ha equivocado. No ha estado donde el corazón siente sin analizar el precio.

Hubo reparto. Erróneo. Tu de uniforme vas a ver las tropas, esas que están fuera de la cadena de mando operativa.

Las tragedias tienen su lado ético y estético. Fondo siempre trágico y formas que dejan una huella imborrable. Imposible olvidar esos lugares de vacaciones mientras España ardía.

A Borges le oí decir: «Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tú también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida».

Y el sabio Maquiavelo sin pelos en la lengua: «Pero ¿cómo puede un príncipe conocer al ministro? Hay un procedimiento que no falla nunca. Cuando ves que un ministro piensa más en sí mismo que en ti y busca en todas las acciones el provecho propio deduce que ese individuo ni será nunca un buen ministro ni podrás nunca fiarte de él porque aquel a quien se ha confiado el gobierno no debe pensar nunca en sí mismo sino siempre en el príncipe».

Ya ven lo que está pasando. Por sus obras los conoceréis.

Vuelvo a recordar este bello poema del Indio Naborí que figura (¿o figuraba?) en la entrada del partido comunista cubano:

Si no vienes a dar,

a dar el tiempo, el corazón, la vida

no desesperes por entrar

que en la entrada comienza tu salida.

Si vienes a buscar

el privilegio, la ocasión mullida,

no desesperes por estar

donde la flor más bella es una herida.

Este lugar es un lugar propicio

para el amor al sacrificio

aquí tienes que ser

el último en comer

el último en dormir

el último en tener

y el primero en morir.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

18 agosto 2025

 

LOS REYES DE ESPAÑA ANTE LA CATÁSTROFE Rafael Dávila Álvarez

 

El año 2014 el entonces Príncipe de Asturias, nuestro actual Rey Felipe VI, visitaba la localidad de Cheste donde se desarrollaba un ejercicio de Emergencia nacional, «Luñol 2014» que abarcaba la amplia zona de Cheste, Buñol y Chiva. La misma situación geográfica de la catástrofe actual. Entonces un supuesto terremoto habría provocado cerca de 200 fallecidos (¿coincidencia de cifras?) y otros tantos desaparecidos, miles de heridos, vías férreas y carreteras cortadas e incluso fugas de productos químicos. Se hacía un cálculo de unos 200 fallecidos. ¡Qué cosas!

La primera consecuencia y experiencia fue pasar al Nivel 3 de Emergencias y poner todo el operativo bajo un mando único.

Las autoridades después del ejercicio lanzaban el mensaje: «La población española está dotada de sistemas de emergencia capaces de responder de forma especialmente eficiente». De esto hace solo diez años. ¿Hemos ido a mejor? ¿Sirvió de algo? No fue el único. Se hacen anualmente. Nada se aprende o viene otro y destruye lo hecho. Recuerdo el Ejercicio EURIWATEREX 2018 celebrado los días 22, 23, 24, 25 y 26 de octubre.  En el ejercicio se contemplaba un escenario previsto de inundaciones en la cuenca del Jarama que obligaba a poner en marcha diversos tipos de emergencias y la movilización de medios nacionales e internacionales con alrededor de 600 intervinientes en contención de inundaciones, bombeo y achique de agua, así como acciones de rescate acuático, en túneles o en cuevas, identificación de víctimas y despliegue de puestos médicos avanzados. Hay experiencia comprobada sobre el terreno.

Esta vez no son pruebas ni ejercicios. El entonces Príncipe, el ahora Rey de España, contempla con sus propios ojos la catástrofe que se ha hecho cruda realidad.

Hasta el lugar del dolor se han trasladado los Reyes de España. No iban solos. Algo ha cambiado porque sé por experiencia que en actos de este nivel de tragedia se sigue un riguroso, para mí acertado, protocolo por el que los Reyes no van acompañados del presidente del Gobierno. Convendrá explicar el porqué.

Rey y presidente del Gobierno representan conceptos diferentes y de distinto significado.

El Rey, auctoritas, es el Jefe del Estado, símbolo de la unidad de España y su permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español.

El presidente asume la dirección de la acción del Gobierno y la coordinación de las funciones de sus demás miembros y representa al Gobierno del que responde solidariamente en su gestión política ante el Congreso de los Diputados.

Nada que ver el símbolo de España con el Gobierno de España. Uno representa a España, el otro al Gobierno del Reino de España.

El Rey es España, y por tanto sobre sus hombros carga con el lamento, las quejas y el sufrimiento de los españoles como si llorasen sobre España, incluso asume los reproches y sonoras palabras, como cuando sin saber las razones gritas: ¿¡¡¡Por qué!!!? sin que haya respuesta. Necesitas abrazarte a alguien, el consuelo de la mirada, compartir el sufrimiento, y aceptar tus limitaciones. Todo eso lo acepta España, que somos todos, y el Rey va como uno más siendo todos, sin representar a nadie en concreto, solo al dolor de España.

Es por lo que no conviene mezclar el sentimiento de impotencia y dolor con la responsabilidad. El Rey reina, no gobierna.  Algo por encima de ello ya que aúna y recoge unn solo sentimiento, el de todos los españoles.

El acto responsable, el del Gobierno encabezado por su presidente va en otra dirección y hay que responder ante los españoles de tu responsabilidad. Como tales no son los suyos actos de compasión, ni de caridad, sino de justicia y responsabilidad, para bien o para mal, y ante los que hay que enfrentarse y dar cuenta. El pueblo se manifiesta en estos momentos en la calle, único lugar o púlpito que tiene. Es su Parlamento.

El Rey ha asumido su función y se ha plantado ante una España que se lamenta, llora y grita, ha aceptado los entendibles reproches, no ha huido de su real misión y si por Él fuese la visita habría finalizado como estaba previsto en Chiva, a donde volverá, sin tanto acompañamiento ni protocolo, sin tanto vehículo ni exagerados despliegues, como lo hace siempre, sin molestar y sin pretender fingir otra cosa que ser el símbolo de la España que sufre. El Rey no molesta, sino que acoge y acompaña.

Dicho esto es necesario señalar el olvido de lo ya experimentado y trabajado sobre el terreno (¡en la misma zona donde ha ocurrido la catástrofe!), la renuncia por parte del Gobierno de la nación a asumir responsabilidades, y escusarse en que no se pidió la intervención del Ejército (petición irrelevante y en casos como este innecesaria), lo cual no es cierto como se ha comprobado, lo que produjo un retraso lamentable e imperdonable  en la intervención de las Fuerzas Armadas y conviene aclarar «Fuerzas Armadas» al margen de una u otra unidad, UME u otras (por ejemplo el Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad de Bétera, que lo de Alta Disponibilidad suena a broma de mal gusto en este caso), y, no por último, el gravísimo error de no poner una autoridad nacional de coordinación de una emergencia en la que han muerto cientos de españoles y que nadie entiende cómo ha podido gestionarse de esta manera. Emergencia nacional.

El Rey modera y  arbitra. Lo ha hecho con su impulso y ejemplo. No puede constitucionalmente hacer más. Su ejemplo es más moderador que cien discursos.

Lo que no puede hacer quien tiene la responsabilidad de la Seguridad de todos los españoles es protegerse tras el Rey de la suya propia y que le pide la ciudadanía (ni de derechas ni izquierdas). La responsabilidad se asume cuando la honradez es tu guía. Esto era y es una tragedia nacional.
Por último un tema candente y de máxima preocupación. Los protocolos militares están muy claros, pero hay que cumplirlos, el militar que asume el mando operativo debe hacerlo sin hacer declaraciones señalando a uno u otro. Es conveniente revisar los detalles porque nadie los entiende y las únicas explicaciones corresponden al mando político, nunca al militar que se limita a cumplir las órdenes recibidas, y guiarse en casos de tanta gravedad con lo que dicen nuestra Reales Ordenanzas: «no debe contentarse regularmente con hacer lo preciso de su deber, sin que su propia voluntad adelante cosa alguna«.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

6 noviembre 2024

 

EL REY DE LA AMNISTÍA Rafael Dávila Álvarez

 

Alzan la voz pero no por ello van a tener razón. Señalan al  Rey como culpable de haberse aprobado una ley, la de amnistía. Por firmarla.

No, no se equivoquen, y lo que es peor, no equivoquen a la gente. Si esa ley es legal o no, es decir constitucional, ahora se estudiará, decidirá y la decisión para bien o para mal la tomará el Poder Judicial, no otro.

Nadie ha obligado al Rey a firmar la ley de amnistía. Me dice un castizo: <<La ley se firma sola… una vez que, tras los pasos legales, es aprobada por las Cortes. Luego veremos, porque contra lo no aprobado nada se puede hacer. Ahora empieza lo bueno>>.

El símbolo no es Poder. El Poder es cambiante, no los símbolos. Es tanto el poder que tiene el Poder que hasta los símbolos pueden modificarse, no cambiarse. Podrá ser azul o rojo, pero el símbolo será alguien y algo. Es tanto el poder que puede incluso crecer más allá del mismo Poder y convertirse en tiránico. No es necesario que acudamos a los recuerdos.

Si alguien señala al Rey como culpable por firmar la ley de amnistía está claro que busca una respuesta partidista y provocadora: que el Rey se enfrente al Poder Legislativo y se constituya en Legislativo y Judicial.  El único que puede decidir si el Legislativo ha sobrepasado sus atribuciones (sus poderes) es el Poder Judicial. Ese el que el, en nombre del Rey, decidirá. Pueden ustedes responderme que el Constitucional es un órgano politizado  y atravesado por la lanza partidista y dará por buena la ley. No lo voy a negar, pero no se acaba ahí la batalla judicial que ahora se abre con rigor y contundencia fuera y dentro de España.

El Rey con su firma refrenda la voluntad popular expresada a través de sus representantes en la Cámara. Legal o no, aunque en mi opinión, la duda ofenda por su rotunda claridad, será el Poder Judicial quien dictamine; desde luego no la voluntad Real. Otra cosa es que le llevasen a firmar algo que dice: <<España se constituye en República de Repúblicas y cada Autonomía decidirá mediante referéndum su pertenencia a España o su independencia>>.

-Pues no, eso no lo firmo y ahora mismo llamo a la pareja de la Guardia Civil.

Que nadie duda que podría ocurrir, pero este primer paso de la amnistía parece solo eso: un primer paso antes de dar el otro. Esperemos que no… aunque sea desesperadamente.

El Rey no es Poder y no me vengan con la monserga de siempre: ¿Para qué sirve el Rey? Ahí está la respuesta. Es más que poder, es el símbolo, un poco de todos, lo que le hace asumir, como la infantería, las virtudes y defectos del conjunto. El Rey mantiene la historia y el sentido de Nación, incluso por encima de la temporalidad de una ley que si no se ajusta será ajusticiada.

Al Rey no le han obligado a firmar nada. No engañemos a la gente señalando en dirección contraria con intención de revolver más el río revuelto.

Todavía algunos piensan que el Rey es suyo, en exclusividad, como la bandera u otros símbolos. El Rey es de todos y Él no es la Ley ni decide qué está bien y qué mal. Es Rey de todos los españoles, de los que les gusta y también de los que no les gusta.

Hay veces que no se sabe donde está el enemigo. Ocurrió algo similar allá por los años treinta pero se nos olvida pronto el pasado.

En política la debilidad se demuestra señalando al otro y no asumiendo los errores propios. Todos saben que empujar no es bueno, así que no lo hagan, todo será a su debido tiempo, sin empujones ni caprichos.

El poderoso nunca tendrá todo el Poder y cuando menos se lo espera puede ser citado por ese otro Poder. Con la Ley en la mano. Es su momento, no vaya a ser que llegue el otro.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

12 junio 2024

 

 

LA MONARQUÍA: NI VULGAR NI ALTANERA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.) Ayudante de Campo del Rey (1990-1995) y Jefe de la Guardia Real (1995-2000)

Alfonso X «El Sabio»

La Monarquía española siempre fue próxima, cercana, incluso algo castiza, lo cual no quiere decir que a lo largo de la historia haya pecado de vulgar o zafia. Estuvo siempre en su lugar y no sabemos si será y seguirá igual dada la nueva moda de «desmadejarlo» todo, aunque algunos sigamos empeñados en el «no-madeja-do» de Alfonso X, sea o no lo sea una anécdota de la historia.

Dicen que atendía a Alfonso XIII un nuevo peluquero por enfermedad del suyo habitual.

-¿Cómo debo dirigirme a usted Majestad?

-Menos de usted, como mejor te parezca.

He repetido hasta la saciedad que España en sus últimos tiempos ha huido de la didáctica de la Monarquía y hay un desconocimiento intencionado de su razón de ser y legado histórico. Convendría descubrir y transmitir de nuevo su auténtico valor en épocas tan convulsas como las actuales. Hay una sutil, pero trascendente, diferencia entre Reinar y Gobernar.

El Rey, la Reina, los Príncipes, no son como usted y yo; no gozan de la normalidad de un ciudadano, sino que con ellos va la magia de la realeza y su poderosa atracción, pero también la inapreciable soledad, lo que se combina para dar lugar a esa exigida distancia necesaria para que no se rompa el misterio del símbolo.

Si el Rey se apease de su lugar y simbolismo para pasar a ser un funcionario, tomarse a diario unas cañas y unos pinchos de tortilla en la Plaza Mayor y luego irse de compras a Zara o a El Corte Inglés, estaría dejando poco a poco su Trono para acabar discutiendo los problemas del presente y futuro de España en el Café Gijón, en el Varela o en cualquier redacción de periódico o televisión. La cordialidad Real, su proximidad, incluso algo de casticismo, no pueden dar pie a saltarse el protocolo, hacia arriba o hacia abajo, que es el debido respeto al símbolo de España, a todos los españoles en el Rey representados. El que lo hace, incluso de manera intencionada, enseguida nota su error sin necesidad de que se lo señalen. Es hacerlo a lo que representa.

Un presidente de la República nunca alcanzó ni alcanzaría las necesarias cotas de eficacia y respeto y sería imposible que ni siquiera rozase la virtualidad de la Realeza, donde queda depositada la historia de una nación sin paréntesis ni puntos y aparte. Fiel reflejo de las virtudes y defectos de la historia de un pueblo.

Lo Real es mucho más que lo real. Es una virtud que se hereda y se custodia de generación en generación, sin ir más allá de su símbolo ni traspasar otros umbrales, pero también sin bajar a otras instancias o estancias menores.

Felipe II fue el artífice de la mayor y mejor biblioteca de Europa, quizá del mundo, la de El Escorial, y, aunque no leyera ninguno (que no fue el caso), engrandeció a España por las armas y las letras sin bajarse nunca del trono ni subir más allá del monte Abantos.

No es fácil ser Rey, Soberano de una nación, símbolo de la misma y no es cosa que se aprenda, sino que se engendra.

La Corona no es sustituible por algo o alguien parecido, pero para ella sería un grave error caer en la altanería o en la vulgaridad, dos extremos peligrosos cada uno con su dosis de atracción.

Sabino Fernández Campo lo expresaba como la necesidad de un estilo que permita marcar diferencias y evitar confusiones con otras figuras elevadas de la organización del Estado, pero más transitorias: el «»estilo real» […] que se adapte a la época y con el que se consiga la perfecta combinación entre la grandeza basada en una tradición secular y la sencillez que exigen los tiempos modernos; entre la distancia y el fasto de una superioridad ostentosa y la proximidad humana y natural, perfectamente graduadas y combinadas armónicamente. Ni un exceso de confianza que pudiera rayar en lo vulgar ni una altanería y rigidez alejadas de las exigencias de nuestro tiempo. “La familiaridad engendra desprecio”, decía Shakespeare, que añadía en Enrique IV: “¡A cuántos intensos deseos del corazón deben renunciar los reyes y sin embargo disfrutan los hombres privados!»

Iba el Rey camino del Palacio Real de Madrid. En la cuesta del Parque del Oeste el Rolls Royce se paró. El teniente coronel Ayudante de Campo de S.M. después de inspeccionar el vehículo y recibir los datos que le daba el mecánico, se acercó al Rey y en marcial postura, primer tiempo del saludo, después de la reglamentaria y enérgica inclinación de cabeza, le dio la novedad:

-Monarca: el coche se ha parado.

Lo de «Monarca» hizo temblar el espacio. La Reina reía a carcajadas.

-La próxima te diriges a mi como Emperador.

Había terminado el invierno. Los árboles apuntaban con su verdes yemas el nuevo y esperanzador amanecer de la primavera. Aquello solo quedó entre los mirlos que correteaban por el césped del parque con su melodioso diálogo algo impertinente.

Todo sucedía de manera natural, sin vulgaridad ni altanería.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.) Ayudante de Campo del Rey (1990-1995) y Jefe de la Guardia Real (1995-2000)

Blog: generaldavila.com

8 febrero  2024

DE NUEVO EL DISCURSO DEL REY Rafael Dávila Álvarez

Que de todo hay en la viña del Señor… Los hay contentos, medio contentos, frustrados y muy enfadados. Incluso los hay que no hay, que ni leen ni dejan leer.

Hay una frase del discurso del Rey que encierra la clave del momento: «Rey de todos los españoles». La pronunció Don Juan Carlos el día de su coronación y la repite ahora, con frecuencia, Don Felipe.

Deberíamos detenernos para analizar su significado. ¿Por qué insiste el Rey en ello? ¿Por qué especialmente ahora?

Cobra su verdadero sentido cuando existen mayores diferencias entre nosotros, los españoles. Es decir: siempre. Por ello hay que repetirla.

De todos, de unos y otros (incluso de hunos y hotros) y eso exige que unos y otros (o hunos y hotros) hagan un ejercicio de reflexión y acepten que todos somos españoles, incluso los que no quieren serlo o lo son a su manera sin admitir a los que son de otra. Comprendo la dificultad, pero es la Ley. No habla el Rey para cortesanos (su tiempo se fue), ni para ideologías o partidos (a lo suyo); no son sus palabras un capricho Real, ni una postura de cara al público, tampoco una cesión para quedar bien y ser aplaudido. El Rey habla de la Ley, como manda la Ley y en respeto a la Ley: la Constitución. Eso es conocido como cumplimiento del deber.

Rey de todos los españoles. Encierra un mensaje que no solo compromete a él. Nos compromete a todos. De respeto a las ideas de todos. Todos somos españoles y no querer serlo es como dudar de tu maternidad o paternidad; renunciar puedes, pero legalmente exige un proceso; mientras, deberás ajustarte a la Ley que te obliga, por orden y convivencia.

El Rey es tu rey y en su frase recuerda que hay una exigencia por su parte y por la nuestra: con la Ley, con todos y de respeto al conjunto. Porque no todo vale; hay una norma que hay que cumplir y exigir su cumplimiento.

Los roedores de la Nación, de la Constitución, del Estado, van a por la Corona, y desde su madriguera, otros (también roedores) hacen que les sujetan mientras les animan y empujan a ello «Unos (hunos) tiene la fama, y otros (hotros) cardan la lana».

Amenazan, los de Podemos con mal ánimo—porque lo suyo no es construir, sino destruir— con una Ley de la Corona; y los otros roedores, en la puerta del agujero: «No, que no es necesario, que con el Título II es suficiente, que ya está regulada, que dice Simancas, que no dice…», todos ratones que roen y roen. De ellos es también rey Don Felipe. Del gato y de los ratones, y de los que se disfrazan.

El caso es peligroso. Tenemos un presidente con el síndrome de Eróstrato, aquel que quemó el templo de Artemisa con tal de adquirir la celebridad que nunca debió alcanzar. Ahí está el riesgo. Una antorcha en sus manos.

Nació ese día Alejandro Magno: «… el seis del mes de Hecatombeón […] el mismo día precisamente en que se quemó el templo de Ártemis de Éfeso (Plutarco. Vidas Paralelas. Alejandro).

Dejémoslo para otro día; sin perderlo de vista. Es tiempo de desolación hasta otro magno.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

28 diciembre 2020

HAN ECHADO AL REY DE ESPAÑA Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

En este caso ha sido a Don Felipe. De Cataluña (Expaña). No dejarte ir es peor que echarte.

Es la primera vez que no asiste el Rey al acto de entrega de despachos de los nuevos jueces. Se le invitó, confirmó su asistencia y, después, dijo no. Moncloa, los del Palacio, dicen que la ausencia es por motivos de seguridad. ¡Mira por dónde! Pues ¡A mí la Legión!, que la ministra de Defensa dice ser de la familia legionaria.

La Zarzuela calla, luego otorga: seguridad. Si una nación no es capaz de <<asegurar la seguridad>> del Jefe del Estado, ¿cómo va a ser capaz de hacerlo con sus ciudadanos?

Dimitan los responsables y entréguense los culpables.

Están ocurriendo muchas cosas en España. Esta, hasta ahora, es la más grave sin ningún género de dudas. A poquitos; y con la última cucharada te tragas el sapo.

Ceuta y Melilla fueron también vetadas en los viajes del Rey por las Comunidades. El presidente del Gobierno fue el culpable.

Entre republicanos viscerales, pelotas indiferentes, e inútiles monárquicos, anda el juego. Pero lo peor es la mala gente. La que a juicio de Diego Saavedra Fajardo su actitud imita el curso de la culebra torciéndose a una parte y otra con tal incertidumbre, que aun su mismo cuerpo no sabe por dónde le ha de llevar la cabeza; señala el movimiento a una parte, y le hace a la contraria, sin que dejen huellas sus pasos ni se conozca la intención de su viaje.

La culebra ya ha mordido y el veneno está haciendo sus efectos. ¿Antídoto? Son ustedes, somos todos, los que vivimos en la placidez de dejarnos llevar por el dulce efecto adormecedor de la sustancia.

Si esto sirve de algo debería ser para que los españoles abran los ojos y se den cuenta de qué estamos en manos de carceleros: recortes a la libertad, comunismo y placet al blanqueo del terrorismo, pobreza que viene y expaña en fabricación. Indudablemente que ni la madre que la parió.

De nada servirá afanarse, nadie luchará en defensa de la identidad, porque lo peor de todo esto es que, parece, que los españoles estamos encantados con lo que tenemos y con lo que no vamos a tener: orden y trabajo.

Oposición: ¿Hay alguien más? Que oigan a Paloma San Basilio: Juntos. Cruzar en rojo lo semáforos.

El lejano 3 octubre de 2017 fue un día memorable, cuando el Rey dejó claro el futuro de España. Todos confiábamos en su mano firme, en la Ley y sus intérpretes. Por España, iba Todo por España. Es pasado.

Cada vez se amortiguan más las palabras, se pierden en horizontes de acontecimientos.

Llevo mucho tiempo sospechando que el enemigo está dentro. Muy dentro. Hasta en el ADN.

Al Rey Alfonso XIII le gritaban: <<No se ha marchao, que le hemos echao>>. Don Juan Carlos se ha ido. A Don Felipe le prohíben pisar Cataluña.

También Ceuta y Melilla.

Estado de Alarma. No termina ahí la cosa. La Constitución lo contempla, con paso firme y paso siguiente: Excepción y Sitio.

Excepcional y grave es que el Rey no pueda desplazarse por España y que su seguridad esté en peligro: ¿porque tenemos unos peligrosos políticos que la ponen en peligro?

El presidente del Gobierno es el culpable. Debe una explicación pública a los españoles. Es inadmisible. Es lo más parecido a una dictadura del tipo de las contempladas con admiración por algunos de los que con él gobiernan.

España condenada. Los condenados indultados.

«¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo… con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado?».

Guardar y hacer guardar (o alguien tendrá que hacértela guardar).

Cúmplase la Ley.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

24 septiembre 2020

 

MAJESTAD, DÍGANOS ALGO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Leo un tuit de Alfonso Ussía que textualmente dice: <<El Rey haría bien en hablar a los españoles. Estamos todos en nuestras casas>>. Me uno totalmente a esa petición. La idea es suya, la comparto y difundo por necesaria.

Son momentos de escuchar a la sensatez y el equilibrio. La Corona es <<el símbolo moral, la encarnación de todo un pueblo>>.

Acudo a Herman Finer que habla de: <<…la necesidad de que los gobernados se identifiquen míticamente con valores como la virtud, la justicia y la honradez. Un rey puede servir de ejemplo y de ayuda para que la sociedad se identifique con la imagen por la que suspira>>. Estos no son momentos para otra cosa.

Suspiramos por la virtud, algo ausente en este debate. Es necesaria la auctoritas que solo encarna y posee el símbolo y exponente de la nación: el Rey.

En este momento de soledad, quizá de angustia también, necesitamos que el símbolo de la Nación española ondee y flamee en lo más alto, que nos diga, aquí está España, que sois vosotros, que somos todos y yo, vuestro Rey, encabezo la preocupación, e impulso la gestión en la unidad y entendimiento.

No podemos esperar más. El tiempo corre y no puede haber ni una sola ausencia en esta lucha. Es una situación de crisis sin precedentes y la gran mayoría desconocemos a qué y a quién nos enfrentamos.

Necesitamos algo que nos conmueva, que a la vez nos dé fuerza y esperanza. Decía Carlos Seco Serrano: << La virtud de la monarquía ha radicado precisamente -contra la idea de quienes han pretendido fijarla en un momento histórico como estatua de sal convertida en puro pasado- en su virtualidad continuamente operante: respuesta y concreción, estímulo vivo a cada tiempo histórico, y garantía al mismo tiempo de pervivencia en lo esencial, por encima de quiebras traumáticas>>.

Que vivimos un momento histórico es indudable. Que necesitamos una voz que nos integre es una necesidad. El Rey debe estar porque es la única realidad integradora. Debemos oír su voz. Es el momento de integración nacional y no de discusión nacional. Eso solo lo encarna Vuestra Majestad y solo Vuestras palabras pueden traer el necesario sosiego y también los urgentes ánimos que nos infundan fuerza y esperanza.

Si España sufre, sufre el Rey, si los españoles dudan alguien debe despejar su sufrimiento, solo el Rey es capaz de ello. Vuestra figura, Señor, es en estos momentos más necesaria que nunca. Arbitrar y moderar son palabras de una rabiosa actualidad, de urgente necesidad.

El Rey está ahí arriba, pero no en un lugar inalcanzable o invisible. Debe verse y sentirse, cercano y real.

La función del Rey consiste en la representación de la nación, en ser símbolo de ella, en regular y moderar el curso de su marcha histórica.

Este es el momento más grave e incierto que se recuerda de los últimos años, porque está sin control.

Hay que gobernar, aunque quizá sea aún más necesario reinar.

Majestad, díganos algo. Necesitamos que nos hable España. Queremos identificarnos con la virtud, la justicia y la honradez. Es lo que esperan miles de españoles que se sacrifican cada día exponiendo incluso su vida para salvar la nuestra.

España se seca, sin que la sangre corra por sus venas. Majestad,transfunda la necesaria y vivificadora energía y cordura.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

16 marzo 2020

DICE EL REY: ESPAÑA NO PUEDE SER DE UNOS CONTRA OTROS General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Dice el Rey al final de su discurso institucional en la apertura solemne de la XIV legislatura: <<España no puede ser de unos contra otros; España debe ser de todos y para todos. Así lo ha querido la sociedad española desde hace más de 40 años. Así lo sigue queriendo y, sobre todo, así lo merece>>.

Son palabras muy duras, alarmantes y premonitorias. Más bien actuales, que describen y resumen lo que pasa. Son reales y Reales.

Si lo dice el Rey es que se percibe que España es, ahora, hoy, unos contra otros, que no es de todos y para todos.

De lo que dudo algo, muy poco, pero dudar es necesario e importante, es que no nos lo merezcamos. Porque si el Rey ha visto necesario decirlo y avisar: ¡Cuidado!, ¡que España no puede ser de unos contra otros!, es que nos lo merecemos porque algo hemos hecho, estamos haciendo mal, aunque aún a tiempo de corregir.

Dice el Rey al comenzar su discurso institucional en la apertura solemne de la XIV legislatura:<<Un acto solemne que supone el encuentro en las Cortes Generales, depositarias de la soberanía nacional en nuestra Monarquía Parlamentaria, entre los representantes del pueblo español y el Jefe del Estado, que, de acuerdo con nuestra Constitución, es símbolo de su unidad y permanencia>>.

Creo que todo está dicho y consumado. España debe ser -¿no lo es?- de todos y para todos. No de unos contra otros ¿lo es? ¿Qué quiere la sociedad española?

Monarquía Parlamentaria. El Jefe del Estado, de acuerdo con nuestra Constitución, es símbolo de su unidad y permanencia.

Nada más que decir; meridiana claridad en la exposición y líneas a seguir en el futuro que se presenta de largo e incierto recorrido.

Símbolo de nuestra unidad y permanencia: El Rey.

Ya lo saben. También lo saben esos que se quedaron fuera porque no admiten España, no admiten su unidad, no admiten que sea de todos y para todos. Por eso no tienen Rey, no reconocen al Rey, no acatan la Constitución, no admiten la Ley, y representan al enfrentamiento y el dolor del pasado. Son ellos los que niegan una España de todos y para todos.

Bien están donde estaban hoy: fuera del Parlamento. Sería su lugar.

El caso es que ponen y quitan rey. Se creen con ese derecho y lo ejercen; ahora está en sus manos el reinado de la Moncloa.

Claro que él se deja.

¡Viva España! ¡Viva el Rey!

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

4 febrero 2020

PALABRAS DE SU MAJESTAD EL REY EN LA APERTURA SOLEMNE DE LA XIV LEGISLATURA

CINCO (5) AÑOS DE REINADO Rafael Dávila Álvarez

Felicidades Majestad. Impecable reinado. Prudencia. Gestos rotundos y claros que no admiten interpretaciones. Son lo que son.

Cuando Vuestra Majestad ha tenido que fruncir el ceño lo ha hecho; y se le ha notado. En un Rey los gestos tienen tanta importancia como sus palabras.

Pero estas son definitivas.

La Corona es la única esperanza que nos queda para que la unidad de España se mantenga. Es su razón de ser principal. Corona y justicia están poniendo a cada uno en su sitio.

Habéis heredado todo el carisma de Vuestro padre y se nota. En momentos de balbuceos institucionales como los actuales, ante la grave incertidumbre que sobrevuela sobre España, patria común de todos los españoles, la única referencia sólida y clara que nos queda es la Corona. Vuestra Majestad, junto a la sabiduría del pueblo español, nos hará salir de esta grave situación que nos hace perder fuerza dentro y prestigio fuera.

La Corona siempre ha dinamizado la vida política dentro y fuera de España, con el nombre de España siempre en sus actos, en sus labios; y en su corazón. No menos importante ha sido su papel moderador. Pasión y moderación. Ese es el difícil juego que solo un Rey puede llevar a cabo.

El Rey es el gran símbolo de la nación. Eso le da más poder que a cualquier otro, porque no es poder político sino símbolo de todos y para todos, su referencia e identificación. Poder moral. Principal elemento integrador de España. A Vuestra Majestad recurrimos en los momentos difíciles, graves, como el actual, para no perder nuestra identificación y saber que el futuro seguirá llamándose España.

Decía que las palabras del Rey son definitivas. Las he publicado varias veces, también hace unos días, pero no puedo dejar de hacerlo de nuevo en este día tan importante, cuando se cumplen cinco (5) años de Vuestro reinado. Porque la unidad de España es lo más destacable y grave y lo que va a marcar nuestro inminente futuro de incertidumbre. Estas palabras deben ser guía y referente. Todas las Vuestras lo son, pero Os ha tocado vivir un momento muy delicado en el que están en juego muchas cosas; pero la principal la unidad de España. Por eso a ellas nos acogemos y difundimos; con esperanza y constancia.

¡Felicidades Majestad!

PALABRAS DEL REY EL 3 DE OCTUBRE DE 2017

<<Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrática. Y en estas circunstancias, quiero dirigirme directamente a todos los españoles. Todos hemos sido testigos de los hechos que se han ido produciendo en Cataluña, con la pretensión final de la Generalitat de que sea proclamada −ilegalmente−la independencia de Cataluña.

Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la Ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y su autogobierno.

Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado. Un Estado al que, precisamente, esas autoridades representan en Cataluña.

Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando ─desgraciadamente─ a dividirla. Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada.

Esas autoridades han menospreciado los afectos y los sentimientos de solidaridad que han unido y unirán al conjunto de los españoles; y con su conducta irresponsable incluso pueden poner en riesgo la estabilidad económica y social de Cataluña y de toda España.

En definitiva, todo ello ha supuesto la culminación de un inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña. Esas autoridades, de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común.

Por todo ello y ante esta situación de extrema gravedad, que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía.

Hoy quiero, además, transmitir varios mensajes a todos los españoles, particularmente a los catalanes.

A los ciudadanos de Cataluña –a todos− quiero reiterarles que desde hace décadas vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley. Porque, como todos sabemos, sin ese respeto no hay convivencia democrática posible en paz y libertad, ni en Cataluña, ni en el resto de España, ni en ningún lugar del mundo. En la España constitucional y democrática, saben bien que tienen un espacio de concordia y de encuentro con todos sus conciudadanos.

Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho en la defensa de su libertad y de sus derechos.

Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y, también, de esperanza.

Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero saldremos adelante. Porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos. Y lo son porque están basados en el deseo de millones y millones de españoles de convivir en paz y en libertad. Así hemos ido construyendo la España de las últimas décadas. Y así debemos seguir ese camino, con serenidad y con determinación. En ese camino, en esa España mejor que todos deseamos, estará también Cataluña.

Termino ya estas palabras, dirigidas a todo el pueblo español, para subrayar una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia, mi entrega al entendimiento y la concordia entre españoles, y mi compromiso como Rey con la unidad y la permanencia de España>>.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

19 junio 2019

El REY DON JUAN CARLOS: “LA INMENSA SATISFACCIÓN DEL DEBER CUMPLIDO” Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía en el homenaje de las Reales Academias

«El compromiso con España permanece vivo en mi corazón, con la satisfacción del deber cumplido».

Homenaje de las Reales Academias a SM. El Rey Don Juan Carlos con motivo de su 80 cumpleaños. Con él, la Reina Doña Sofía que recibía ese afecto que le guarda España. Un acto sencillo, muy cariñoso, cargado de simbolismo y sensibilidad. No ha querido el Rey ser el protagonista y ha devuelto el homenaje a quien él siente como protagonista de su reinado: el pueblo español.

La historia se construye desde el desagradecimiento. También las frustradas ambiciones, cuando son innobles, dejan rencores escritos en almas débiles que buscan la traición en cuanto se les presenta la más mínima oportunidad. Larga lista de desagradecidos… Mejor pasar página.

El reconocimiento a la labor del Rey en el periodo más largo de paz y progreso de la historia de España empezó este año, el de su 80 cumpleaños, en la Pascua Militar, con sus soldados. Ha seguido en la Real Academia de la Historia, junto a todas las Reales Academias: “El reinado de Juan Carlos I fue un gran momento de la historia española”.

El Rey permanece intacto en su reinado por y para España. En las páginas de la historia está reluciente y diáfano.

Este lunes pasado el Rey Don Juan Carlos recibía el homenaje a su esfuerzo dedicación y buen hacer. Mucho hay que agradecer. Se le notaba alegre al Rey. Era el Rey que yo conozco, con su gesto de siempre, el del Rey que día a día he visto afanarse buscando lo mejor, lo justo, equitativo y saludable. Incansable, animoso, alegre, dispuesto y acertado. Enormemente justo y cariñoso, sin empalagos, sin afecciones, con fuerza, coraje y siempre en su lugar. El de Rey de España que fue.

El protagonista ha sido el pueblo español

El Rey inteligente y sensible ha sabido darle la vuelta a su merecido homenaje: “Fueron muchos los que contribuyeron al cambio histórico, pero el verdadero protagonista ha sido, en realidad, el pueblo español”. En sus palabras señala donde está la razón de su reinado, su labor y el porqué de su merecido homenaje. No hay otro que el pueblo español, su España querida; más allá de su labor, de su esfuerzo y de su cumpleaños. El pueblo español ha sido con quien ha reinado y quien le ha seguido en su reinado. Y digan lo que digan, escriban lo que escriban, desagradecidos y frustrados de aviesas intenciones…, el pueblo español quiere a su Rey y a su Reina, Don Juan Carlos y Doña Sofía.

Servir al honor de la Nación es el lema de las Reales Academias. El del Rey ha sido siempre único, un compromiso cumplido: España. Subordinar la honrada ambición a la íntima satisfacción del deber cumplido es su mayor recompensa, la de soldado y la de Rey.

Los Reyes presidieron este martes el concierto en homenaje a las Víctimas del terrorismo y el viernes el Rey viajará a Chile en representación de España en la investidura del presidente chileno, Sebastián Piñera, que tendrá lugar el próximo día 11 en la sede del Congreso en Santiago de Chile.

En buena forma y sirviendo a España. Como siempre.

¡Gracias Majestad!

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

8 marzo 2018

Blog generaldavila.com

 

 

 

EL FRANQUISMO Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Franco, como el Cid Campeador, sigue en el campo de batalla. Su nombre inunda el panorama desolador de una España que pretende ir soltando el lastre del orden moral que la atenaza al pasado, a su milenaria historia construida gracias al sentido del deber y el sacrificio de muchos españoles. Una pesada carga de ética y patriotismo que España arrastra desde siglos, pero ahora con más densidad porque todo, desde los Reyes Católicos hasta nuestros días, se concentra en un periodo determinado y concreto: el franquismo. Franco lo es todo. La bandera es franquista, el himno suena a Franco y gritar viva España ni te cuento. El Rey, la religión católica, los colegios de curas y monjas, los militares, la Legión y hasta su cabra, el Pazo de Meirás, son tan franquistas como la paga extra, la seguridad social, los pantanos o el TALGO. En la historia de España solo ha existido Franco. Desde la Reconquista hasta nuestro despliegue en Irak.

La mismísima España es puro franquismo. Si hablamos de una e indivisible, puro fascismo, y si pronuncian aquello de una, grande y libre puede que te detengan. Hasta la tortilla de patatas es puro franquismo. Les contaré.

La mejor tortilla de patatas se comía y se come en Betanzos (La Coruña), en un famoso restaurante llamado La Casilla: Gran Merendero de Pedro Vázquez. Espléndidos jardines. Sabrosas tortillas. Así se anunciaba a principios del siglo XX cuando fue inaugurado. Hoy es uno de los más famosos restaurantes de España. La tortilla de Betanzos solo tenía, y tiene, un secreto: muchos huevos y de gran calidad, gallegos sin duda, junto a unas buenas patatas que se plantan cerca del gallinero. Franco, buen gallego, era uno de los más fervientes clientes de La Casilla y por tanto todos sus acompañantes en los veraneos gallegos se hacían asiduos comensales del <<merendero de Betanzos>>, alabando por toda la geografía española su deliciosa tortilla. Así le llegó la fama aquel bello lugar, una de las capitales del antiguo Reino de Galicia: Betanzos de los Caballeros.

A doña Carmen, esposa de Franco, también le gustaba la tortilla de Betanzos y no se le ocurrió otra cosa que llevarse al Palacio del Pardo al cocinero de La Casilla, con las gallinas ponedoras, las patatas y las sartenes incluidas. Pero mira por donde aquello no funcionó. Por mucho empeño que puso el cocinero ¿o no?, las tortillas no tenían en El Pardo el sabor y textura que en Betanzos. Y es que cada cosa en su sitio, y yo diría que en su momento.

Regresó a su añorada tierra el maestro cocinero satisfecho de su paso por Madrid y de convivir con el Jefe del Estado, pero intranquilo por no haber conseguido el propósito para el que allí le reclamaron. Dicen que estuvo mucho tiempo preguntándose en voz alta: ¿Por qué sería? Porque por falta de huevos no fue… Allí los había y bien gordos. ¿Por qué sería…?

Más conocido es Betanzos por sus huevos y patatas que por otras muchas interesantes cosas, incluso que por el hecho histórico de guardar en su Museo das Mariñas la bandera del Gobierno de la II República en el exilio. Pocos lo saben. Cosas que van y vienen, para volver e irse.

Pero es historia, anécdotas de una historia que ahora se pretende reescribir e inventar desde una posición, ambigua unos, falsa, perversa y agresiva otros.

He empezado con anécdotas para terminar muy en serio. Quien quiera saber que lea y estudie. Pero no hablen de oídas. Al menos filtren lo que escuchen con ética y rigurosidad.

No es el mal llamado franquismo a lo que aluden los soportes de las leyes que emanan de mentes rencorosas que crecen y se agrandan en el enfrentamiento. Lo que hay detrás de sus propuestas legales (?) es acabar con el orden moral. Les da igual llamarlo franquismo,  fachismo, revanchismo o totum revolutum. Se trata de hacer desaparecer todo lo que signifique sentido del deber, responsabilidad, esfuerzo y unidad alrededor del significado de España. Acabar con la conciencia de España. Ese es el objetivo; el de siempre. Los años no hacen sino fortalecer el paso decidido de los que quieren acabar con España.

Nadie enlaza los hechos del pasado reciente con los que ahora vivimos. Acabo de leer el último libro escrito por Federico Jiménez Losantos: Memoria del comunismo. De Lenin a Podemos. Imprescindible, valiente, riguroso y tajante. Volveremos en próximos artículos a sus páginas porque es necesaria su lectura para entender lo que nos está ocurriendo. Hoy solo les adelanto unas palabras que explican perfectamente lo que yo humilde e irónicamente he intentado explicarles:

<<En realidad, lo que se quiere finiquitar es, como en 1936, la libertad. Y España es el cadáver que se quiere echar a la cuneta. Desde el 11-M de 2004, el PSOE de Zapatero, los comunistas y los separatistas, con la bovina complicidad del PP de Rajoy, están empeñados en rectificar el resultado de la Guerra, para lo cual es necesario emprenderla otra vez. Al cumplirse los cien años del comunismo, la Guerra Civil española sigue siendo el banderín de enganche de los infinitos liberticidas descerebrados del mundo, a los que les suena, habrían leído en wiki, o en un tuit, que al Che Guevara, al de las camisetas, lo mató Franco, el de los Reyes Católicos, en la Batalla del Ebro. Peor aún: la lucha contra Franco, tan antifascista, o sea, tan falsa como en 1936, se ha convertido en la más eficaz herramienta de deslegitimación de la democracia y de la propia existencia de la nación española>> (Memoria del Comunismo. Federico Jiménez Losantos. Pag. 350).

Poco más que decir. No es franquismo a lo que aluden <<los infinitos liberticidas descerebrados del mundo>>,  sino al españolismo que odian. La cualidad o condición de español. El amor o apego a lo español.

Ese es su objetivo que van consiguiendo amenazando, legislando, mintiendo. Es decir: lo de siempre. Pretenden inventar España como si nunca hubiera habido España. No nos engañemos. No es Franco ni el franquismo. Lo que no soportan estas mentes retorcidas y dirigidas es la idea de España.

Quisieran que España se desespañolizara.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

19 febrero 2018

 

 

 

 

 

 

 

RÉQUIEM POR UN REQUETÉ Salvador Fontenla Ballesta General de Brigada (retirado).

i-a-25-jpg_20160923144650_23174_1El Monumento a los Caídos se levantó en Pamplona en el año 1942, y en su Cripta se enterraron, en julio de 1961, los restos de ocho caídos en la última Guerra Civil, en representación de todos aquellos que con el sacrificio de sus vidas habían conseguido que se restaurara el culto católico en el resto de España, donde no solo estaba prohibido sino mortalmente perseguido.

Los restos de estos caídos eran:

  • José Sanjurjo Scanell, general bilaureado con la Cruz Laureada de San Fernando y uno de los principales artífices de la pacificación del Protectorado de Marruecos (+20-07-1936).
  • Emilio Mola Vidal, general con la Cruz Laureada de San Fernando y la Medalla Militar Individual, el director intelectual del Alzamiento Nacional (+ 3-6-1937).
  • Pedro Martínez Chasco, capellán del Regimiento de Infantería Melilla (+ 24-02-1938).
  • Los hermanos Joaquín Aznar Zozoya (+ 02-07-1938) y Dimas Aznar Zozoya (+ 14-05-1938) respectivamente alférez y sargento de requetés.
  • Requeté Severiano Arregui Olalquiaga el requeté caído de mayor edad con 62 años (+ 28-12-1936)
  • Requeté Jaime Munárriz Escondrilla + 21-12-1938
  • Joaquín Sota Garoya el requeté caído más joven con 15 años (+ 21-09-1938).

 

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Monumento a los Caídos

Es conocido que recientemente, 16 de noviembre de 2016, se ha procedido a la exhumación de estos restos de la Cripta donde descansaban, para lo que ha tenido que contar con la autorización expresa y necesaria del arzobispo de Pamplona, último responsable de la cripta sacralizada, como usufructuario a perpetuidad, y de los cuerpos que en ella descansan, y a pesar de la oposición expresa de las familias. Como consecuencia de las exhumaciones sus familias han tenido que hacerse cargo de sus restos

 

Expuestos sucintamente los hechos, no es nuestra intención hacer una valoración de los mismos, sino exponer la situación inapropiada de algunos de los restos de nuestros caídos que se debe de solucionar de forma digna y urgente, por aquellos a los que correspondan…

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Tumba de Sanjurjo

El caso más cruel es el de los restos del jovencísimo Joaquín Sota Garoya que, al parecer, no queda ningún familiar que pueda reclamar sus restos, y como según la ley de la taifa de Navarra, solo las familias los pueden reclamar, corren grave peligro de ir a la incineradora o a una fosa común. ¿Nadie en España se compadecerá de sus restos, desahuciado por los políticos y por el Obispado de Pamplona?

Creemos firmemente que la rendición de honores a nuestros muertos va mucho más allá del formulismo que se hacen en las paradas y formaciones militares. Su verdadero sentido, como hacen todas las naciones civilizadas, es preocuparse y ocuparse que tengan una última morada digna, y sean públicamente honrados. Es responsabilidad y una cuestión de honor de los ejércitos y de los militares, que está por encima de los avatares políticos y de la administración de defensa.

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Tumba de Mola

Consideramos que en estos casos debe tomar cartas en el asunto también la Real y Militar Orden de San Fernando, que en su art.1 de su reglamento determina que: tiene por objeto honrar el reconocido valor heroico y el muy distinguido, y en su art. 2, también determina que Su Majestad el Rey es el Soberano de la orden, y el DRAE define como soberano al que ejerce o posee la autoridad suprema e independiente. ¿Cuántas sepulturas de laureados están sufriendo las incurias del tiempo y de los hombres? ¿Las conocen la Orden Militar? ¿Le preocupa algo? Las apreciaciones hechas anteriormente sobre la Real y Militar Orden de San Fernando, también son válidas para la de San Hermenegildo, de la que también SM es el soberano, y para las hermandades y asociaciones de veteranos, de las que tantos de sus miembros cayeron en combate.

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Real y Militar Orden de San Hermenegildo

Es ocasión propicia para reiterar la necesidad de que El Ejército tuviera un cementerio nacional para sepultar a sus héroes y caídos, como lo tienen otras naciones de forma modélica. Hubo un intento de construirlo en el año 1996, dentro de los terrenos militares de Toledo, pero parece ser que no prosperó porque era asunto de competencia municipal, lo que no puede servir de pretexto porque las razones y necesidades de Estado deben de estar por encima, y además es solo un pretexto porque existen magníficos camposantos de propiedad y gestión particular. El Ejército necesita un cementerio militar de su plena competencia y responsabilidad para dar la última morada a los que cayeron o caigan combatiendo bajo la Bandera de España, sin distinción de época, lugar, creo o ideología. Sin necesidad que los políticos, que en todo quiere inmiscuirse, interfieran en deberes tan sagrados.

 

Salvador Fontenla Ballesta General de Brigada (retirado).

Blog: generaldavila.com

15 febrero 2017