He asistido al acto de nombramiento de Embajadores de la Marca Ejército de D. Álvaro Mendiola Fernández y Dª María Dolores Soler Ciurana.
El acto presidido por el Jefe de Estado Mayor del Ejército, General de Ejército, D. Amador Enseñat y Berea se ha celebrado en el Cuartel General del Ejército y creo necesario extraer algunas enseñanzas de estos actos que sellan la cada vez más necesaria relación y unidad entre militares y civiles.
He agradecido mucho la invitación porque es corriente desde la situación de retirado quedarse al margen de actos de tanto significado.
Álvaro Mendiola y su esposa, me hacen volver a mis momentos del mando de la Legión cuando él era el Hermano Mayor de la Congregación de Mena. Inolvidable. Han querido que les acompañe en este acto de tanta trascendencia y el Jefe del Ejército, mi querido amigo y respetado General Amador Enseñat, me ha hecho el honor de invitarme.
Relucía en el acto ese espíritu legionario que su Credo reza especialmente para estos momentos: Amistad, Compañerismo, Unión y Socorro.
Los Ejércitos son valores, son relaciones muy profundas, tanto que parece que el tiempo se hubiese detenido —¡hace ya tantos años de aquello!— aquel día que se inició la amistad. La Legión es una amistad eterna, te lleva, te conduce y se va contigo.
Pensaba mientras el acto seguía su emotivo protocolo en la razón de ser de un Embajador de la marca Ejército.
Pensaba, es mi humilde opinión, que España y su Ejército son más que una «Marca», son la historia, nuestra nación junto a una institución del alma, una religión de hombres honrados, y eso es lo que se quiere materializar con este título de «Embajador de la marca Ejército»: llevar los valores de España, del Ejército, representarlos allá donde estéis.
Como decía el JEME: «Os lo habéis merecido, pero el trabajo, la embajada, empieza ahora».
Pensaba que los Ejércitos son un instrumento para la paz, pero estamos para la guerra y que es absurdo ocultar una cruda realidad que ahora se vive con tanta intensidad.
Llama la atención que en un periodo de guerra como el que en estos momentos vive el mundo se hable tanto de armas y casi nadie hable de soldados. Son solo una estadística de bajas y muertes.
Todos conocen los nombres de las armas, sus características, lo más moderno de la guerra; nadie sabe el nombre de un solo soldado.
Se reúnen los gobiernos para hablar de armas, municiones, apoyos de carros de combate, aviones y barcos. ¿Dónde está el hombre? ¿Dónde los valores que cada combatiente lleva en su recámara?
Es muy difícil ser Embajador de los soldados, que eso es en definitiva serlo de la «Marca Ejército»; porque eso es el Ejército: sus soldados: esos que hoy deben estar preparados para la guerra si es que no están ya en su cruda realidad.
No tengáis miedo de aceptar la dureza de esta misión y defender a nuestros soldados, sus valores que los hacen ser los mejores soldados del mundo.
Los nuevos Embajadores saben de lo que hablo. Este no es un nombramiento protocolario ni un título honorífico, esta es una realidad que hay que ejercer cada día y que te exige un constante examen de conciencia en el cumplimiento del deber.
Pensaba por tanto, al conocer desde hace mucho tiempo a los nuevos embajadores, que su nombramiento es justo, equitativo y necesario.
Mi abrazo y felicitación. También os entrego todo lo que soy y tengo, si en algún momento lo vieseis necesario. Solo gritad: «A mí la Legión».
Si todo esto así lo hacéis la Patria, el Ejército, os lo agradecerá, y premiará.
Abrazo legionario y agradecimiento a los que todo lo dais por España.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
18 junio 2023


























